miércoles, 16 de julio de 2014

1999, final de siglo y a la vez de era en la NFL

Cada temporada en la NFL supone un cambio respecto a la anterior. No hay equipos ni jugadores  dominantes para siempre, del mismo modo que franquicias abocadas al desastre resurgen de sus cenizas y sorprenden a propios y extraños. Sin embargo, y con todo esto dicho, lo sucedido durante la campaña de 1999 supuso un antes y un después en la historia moderna de la liga. Una era finalizó y otra se inició de una forma tan dramática e inesperada como nunca he visto yo en mis 21 años siguiendo esta competición.

Kurt Warner, la gran historia en la NFL en 1999
Cualquier pronóstico realizado en el verano del 99 saltó por los aires una vez que las primeras hojas del otoño comenzaron a caer. Equipos y jugadores históricos dejaron paso a nuevas estrellas que lideraban conjuntos por los que nadie apostaba nada. No hay ejemplo más grande que el de Kurt Warner y los St. Louis Rams. Sólo los más "frikis" de la NFL conocían a este ex de la NFLEuropa que saltaba a la titularidad únicamente por la lesión de su compañero Trent Green en un choque de pretemporada contra los Chargers. Publicaciones como ESPN vaticinaban a los Rams como el peor equipo para la temporada de 1999, incluso peor que los Cleveland Browns, franquicia en expansión compuesta por novatos y retales de otros equipos. La realidad es que Warner encabezó un equipo que no se metía en los playoffs en diez años hacia la campaña más ganadora de su historia. Y lo hizo de forma brillante, liderando la NFL en QB rating (109.2), pases de touchdown (41) y Comp% (65.1%). EL MVP más inesperado de la historia lanzó 14 pases de TD en sus primeros cuatro partidos, y junto a Marshall Faulk, Isaac Bruce, Torry Holt y Az-Zahir Hakim formó una ofensiva letal que haría cambiar el estilo de juego en la NFL. Al contrario que la mayoría de los equipos hasta entonces, St. Louis usaba su 3er y 4º receptor casi como un titular más que podía saltar al campo en cualquier down. Las defensas, huérfanas de lo que ahora conocemos como "slot defender", se veían incapaces de lidiar con esta máquina de generar puntos y yardas.

Ningún partido de los Rams aquel año fue más significativo que el del 10 de octubre ante los San Francisco 49ers. De la mano de Joe Montana primero y Steve Young después los niners habían ejercido una tiranía sobre su rival divisional como casi nunca se había visto. Hacía nueve años o 18 encuentros consecutivos que St. Louis no le hincaba el diente a su oponente californiano. Esa tarde Young no fue de la partida, de hecho no volvería a jugar tras sufrir su última conmoción dos semanas antes en Arizona. Sin embargo el problema de los 49ers vino en defensa. Warner conectó 20/23 pases para 323 yardas y 5TD, cuatro de ellos para Bruce, los tres primeros en un dramático primer cuarto para los desbordados visitantes. Los Rams ganaron 42-20 camino de la primera Super Bowl de su historia. Al contrario, San Francisco perdería once de sus siguientes doce compromisos para finalizar su primera temporada con récord negativo desde 1982. Nadie podría haberlo previsto.

Los 49ers no fueron los únicos damnificados en la Conferencia Nacional. Los Packers de Brett Favre habían triunfado en los años anteriores, colándose en dos Super Bowls y cosechando sendas apariciones en playoffs desde 1993. Sin embargo, una lesión en el dedo pulgar de su mano derecha en pretemporada forzó a Favre a lanzar más intercepciones (23) que pases de touchdown (22) ese año, y Green Bay tuvo que ceder ante el empuje de otras franquicias como Tampa Bay. Los Buccaneers ya habían avisado de un posible cambio en el reinado de esta división dos años antes, en 1997, cuando cerraron una sequía de quince años sin meterse en playoffs. Para la campaña de 1999 certificaron la sucesión en la NFC Central (actual NFC Norte) al conquistar el título divisional, algo que no lograban desde dieciocho años antes. Tampa Bay se quedó a unas pocas jugadas de la Super Bowl, pero tras varias campañas intentándolo acabaría obteniendo su premio en 2002.

The Triplets: Irvin, Smith y Aikman.
En la división este los Cowboys habían dominado con mano de hierro durante la década de los 90. Bajo el liderazgo de "The Triplets": el quarterback Troy Aikman, el runningback Emmitt Smith y el wide receiver Michael Irvin, Dallas sumó tres campeonatos de la NFL y seis títulos divisionales. Todo empezó a cambiar para los vaqueros el mismo día de la destrucción de sus grandes rivales, los 49ers, el 10 de octubre. En una desagradable tarde en Philadelphia, Irvin era noqueado con una lesión de cuello que le costaría el final de su carrera. Los Eagles se impusieron contra pronóstico a unos Cowboys que llegaban imbatidos (3-0). Pocas semanas más tarde, contra Green Bay, Dallas no pudo contar por lesión con ninguno de los miembros de los "Triplets", Aikman y Smith también estaban lesionados. Hacía doce años que la franquicia tejana jugaba un encuentro sin al menos uno de sus tres referentes. Aunque Dallas se impuso aquel día y acabaría entrando en playoffs por los pelos con una marca de 8-8, su época de dominio y éxitos finalizó aquel día en Philly.

El terremoto de la Conferencia Nacional vivió su réplica en la Conferencia Americana. Su campeón las dos temporadas anteriores, los Denver Broncos, iniciaba la era post-John Elway. Sin embargo, la marcha de su gran líder no frenó a muchos expertos de meterlos en su grupo de favoritos. La franquicia de Colorado contaba de hecho con el MVP de la liga en Terrell Davis y una plantilla plagada de estrellas que podía ser conducida hacia el éxito casi por cualquier quarterback. Ese cualquiera iba a ser en principio Bubby Brister, un veterano de 37 años que ya ganó los cuatro partidos en los que tuvo que reemplazar a un lesionado Elway la campaña anterior. Sorprendiendo a propios y extraños, el head coach Mike Shanahan anunciaba a pocos días de abrirse la temporada que su quarterback titular sería el chico de 24 años y una experiencia total en la NFL de tres pases, Brian Griese. La jugada no le salió bien al entrenador. Con un casi novato a los mandos las defensas rivales pusieron todos sus esfuerzos en frenar a Davis, algo que lograron con un éxito sorprendente. Tras superar la barrera de las 2000 yardas en 1998, el RB estrella apenas pudo promediar 3.1 yardas por carrera hasta sufrir una devastadora lesión de rodilla en su cuarto partido, que no se celebró el fatídico 10 de octubre, pero casi, el día 3. El inicio de 0-4 enterró a una franquicia que apenas había perdido seis encuentros en los dos años anteriores juntos. Davis volvería a jugar en el futuro pero nunca al nivel que exhibió antes.

Dos grandes cuyas épocas apenas coincidieron: Manning y Marino.
Si un equipo favorito se hundía otro del que se esperaba más bien poco ocupaba su lugar. En la división este de la AFC se presentaba un apasionante duelo a cuatro bandas entre Jets-Dolphins-Bills y Patriots. Como no podía ser de otra manera ninguno de ellos ganó el grupo sino los Indianapolis Colts. Con un equipo todavía muy joven e inexperto nadie hubiera previsto que Peyton Manning guiara a los suyos hasta un récord de 13-3 que la franquicia no vivía desde la era de Johnny Unitas cuando jugaba en Baltimore. Edgerrin James suplió a la perfección a Marshall Faulk, que se había marchado a los Rams; y Marvin Harrison se erigió como un receptor letal en combinación con Manning. Un choque de generaciones entre la nueva estrella Manning y la leyenda Dan Marino, se vivió -adivínelo- el diez de octubre en el RCA Dome. En un partido estelar (25/38, 393yds, 2TD) la "vieja gloria" le enseñó una última lección al "joven aprendiz". Su pase de touchdown a 27 segundos del final levantó a los Dolphins de lo que minutos antes parecía una derrota segura. Ése fue sin duda el principio del fin para Marino, que siete días después sufriría una lesión de hombro que le hizo cerrar la temporada y su carrera de forma indigna. Miami era vapuleado en los playoffs divisionales en Jacksonville por 62-7 en el que terminó siendo el último día en el campo para Marino y en la banda para Jimmy Johnson. Salvándose de toda esta vorágine Jacksonville fue el único campeón divisional que logró repetir en 1999.

Ni Jaguars ni Colts acabarían siendo los representantes de la Conferencia Americana en la Super Bowl. Ese honor correspondería a los Tennessee Titans, un equipo con tan poca identidad que había jugado en cuatro ciudades diferentes y bajo tres nombres distintos desde 1996. Los Titans (antiguos Houston Oilers) no jugaban los playoffs desde 1993 y era normal que pasaran desapercibidos en los pronósticos del verano del 99, habían finalizado con marca de 8-8 cada una de las tres temporadas anteriores. El tándem Steve McNair - Eddie George saltó al estrellato, y junto a ellos un defensive end novato autor de numerosos récords, Jevon Kearse. All-Pro en su primer año en la liga, Kearse parecía tomar el relevo de Reggie White, que se retiró al final de la temporada anterior y que a nivel universitario se formó precisamente en Tennessee.

Steve "Air" McNair

Las de White y Elway no fueron las únicas retiradas ilustres previas a la campaña de 1999. A pocos días de que se abrieran los training camps, Barry Sanders, daba la noticia que cualquier fan de los Lions en particular y de la NFL en general nunca habría querido escuchar: el anuncio de su retirada. Detroit como equipo sumó ese año 250 yardas menos que Sanders por si solo la temporada anterior.


El cambio generacional se extendió al modelo de juego. Por primera vez desde 1991 ninguno de los cuatro equipos presentes en las finales de conferencia empleaba la "West Coast Offense". El triunfo de los Rams supuso el precedente de las ofensivas "spread" tan comunes hoy día en la NFL. Por su parte, el gran éxito de McNair con los Titans hizo cambiar del todo la mentalidad de que un quarterback corredor es incapaz de liderar una franquicia. Detrás de él llegarían otros como Donovan McNabb, Michael Vick, Daunte Culpepper y en la actualidad Robert Griffin III.

Es difícil resumir en pocos párrafos todo lo que sucedió en aquel año histórico para la NFL. Franquicias dominadoras como Cowboys, 49ers, Packers o Broncos dejaban paso a nuevas potencias en St. Louis, Tampa Bay, Indianapolis y Tennessee. Adiós a Elway, Marino, Young, Irvin y tantos otros que tantas tardes de espectáculo repartieron. Ocupaban su lugar los Manning, Harrison, James o Warner. Con el cambio de siglo surgirían más estrellas, Tom Brady, Donovan McNabb, Ray Lewis, que liderarían franquicias exitosas en New England, Philadelphia y Baltimore.

El año 1999 no fue solo pues significativo por ser el final del siglo. Bajó el telón de una época gloriosa en la liga y abrió sin previo aviso la siguiente. Desde entonces no se ha vivido otro cambio igual en la NFL.