domingo, 23 de marzo de 2014

La increíble campaña de Deion Sanders en 1996

Deion Sanders jugó catorce temporadas en la NFL y es miembro del Hall of Fame desde 2011, el primer año en el que fue elegible. También disputó nueve campañas en la liga profesional de béisbol, la MLB. Sus logros combinando ambos deportes son sobradamente conocidos. En el mismo día disputó por la mañana un partido de temporada regular con los Atlanta Falcons y estuvo en el banquillo para los Atlanta Braves en su encuentro de playoffs por la noche. Lo increíble es que los dos choques se celebraron en ciudades distintas, Miami y Pittsburgh.

Sin embargo como Sanders se ganó la fama y el reconocimiento fue como jugador de fútbol americano. Ocho veces Pro Bowler, seis veces All-Pro, 53 intercepciones pese a que los equipos rivales apenas lanzaban a su zona de cobertura y 19 touchdowns de retorno, cifra todavía hoy récord de la liga (compartido con Devin Hester).

Atlanta fue el equipo donde "Prime Time" debutó como profesional y donde se hizo un nombre. Sin embargo tuvo que marcharse a su gran rival, San Francisco, para conquistar el título que le iba a ser imposible en los Falcons. Un año después Sanders saltó también al enemigo principal de los 49ers, Dallas Cowboys, y por segunda temporada consecutiva cerró la liga con el anillo de campeón.

A sus 28 años lo había conseguido todo en la NFL pero para la temporada de 1996 se preparó como nunca en su lucha por realizar una misión que parecía ya imposible: doblar una campaña entera tanto en ataque como en defensa. En la "prehistoria" de la liga jugar a los dos lados del balón era lo más normal del mundo. Sin embargo, en la "era de internet" al filo del siglo XXI era hablar de algo que desafiaba la lógica. No en vano desde Chuck Bednarik en 1962 nadie había vuelto a jugar una temporada completa en ataque y defensa. Roy Green hizo sus pinitos para los Cardinals a primeros de los ochenta pero en ningún momento se acercó a lo que buscaba Sanders, ser titular a ambos lados de la línea de scrimmage.

Los Cowboys habían ganado tres de las últimas cuatro Super Bowls. Sin embargo la temporada de 1996 se les puso cuesta arriba desde antes incluso de empezar. Michael Irvin, el receptor estrella del equipo, estaba sancionado para los primeros cinco partidos de liga. El tight end Jay Novacek, la opción preferida de Troy Aikman cuando era presionado en el pocket, arrastraba unos problemas de espalda tan serios que al final le impedirían volver a disputar un partido más con Dallas.

Sanders desechó jugar ese año en la MLB y por primera vez acudió a un training camp de la NFL. Su mente estaba puesta al 100% en los Cowboys y su preparación física, mental y técnica para la nueva campaña fue la mejor de su carrera. Desde hacía mucho tiempo había declarado que su sueño era jugar en ataque, además de defensa, y todas las estrellas se alinearon para que esto sucediera en 1996. "Neon Deion" se aburría como cornerback pero ese año tendría entretenimiento para rato.

Los Cowboys le prepararon un casco especial para jugar en ataque además de su habitual para defensa. Contaba con una rejilla horizontal más pero se habían eliminado los dos refuerzos laterales. El objetivo era que tuviera mayor campo de visión para maniobrar como wide receiver. Tras muchas especulaciones y comentarios al final se confirmó lo esperado: Sanders formaría parte del once inicial de Dallas tanto en ataque como en defensa para el Monday Night inaugural en Chicago. En una de esas actuaciones históricas olvidadas Sanders lideró a su equipo con 9 recepciones para 87 yardas disputando la increíble cifra de 108 de las 120 jugadas del encuentro. Tras el choque muchos se preguntaron si podría aguantar ese ritmo.

Hasta la vuelta de Irvin al equipo Sanders lideró a los Cowboys en yardas de recepción, manteniendo además limpia su zona de cobertura en defensa. Pese a estar doblando ataque/defensa los equipos rivales seguían sin poner el balón cerca de él. En la segunda jornada ante New York Giants anotó un touchdown de ocho yardas a pase de Aikman y lideró una secundaria que sólo encajó 55 yardas en la victoria tejana por 27-0. Siete días más tarde contra los Colts retornaba un fumble del quarterback Jim Harbaugh para touchdown. Dos semanas después lograba una intercepción en la crucial victoria en Philadelphia. Menos prepararle los cocktails a Jerry Jones en su suite Sanders lo estaba haciendo todo para los Cowboys.

Tras un mal arranque de liga con tres derrotas en los primeros cuatro choques Dallas enderezó el rumbo con nueve victorias de once, incluidas dos consecutivas ante San Francisco y Green Bay. Conforme los Cowboys fueron viendo más claro el pase a los playoffs la cuenta de snaps de Sanders en ataque se fue reduciendo. En los últimos cuatro encuentros sólo fue titular en defensa y en ataque se limitó mucho su contribución. Al final de temporada registró 36 recepciones para 475 yardas (2º en el equipo tras Irvin) en ataque y 33 placajes y 2 intercepciones en defensa. Disputó el 80% de las jugadas de Dallas en defensa (769 de 958) y el 50% de las de ataque (490 de 981). Un increíble total de 1259 snaps en 16 partidos (casi 80 por encuentro).

La tónica de final de liga se mantuvo en el primer compromiso de playoffs de los Cowboys. Sanders se centró en defensa, donde sumó una intercepción y una recuperación de fumble, y apenas jugó un puñado de snaps ofensivos. Dallas se fue al descanso 30-0 arriba sobre Minnesota en un triunfo que hizo soñar a sus aficionados que los tiempos de gloria habían vuelto. Todo cambió una semana más tarde en Carolina para el choque de divisionales. Irvin se rompió la clavícula derecha nada más empezar y Deion se vio obligado a retomar su labor como receptor a tiempo completo. Contra las cuerdas los Cowboys le utilizaron también en equipos especiales aquel día, algo que no había hecho en toda la campaña. Placado por cuatro Panthers en una carrera de trece yardas a poco del final acabó la temporada extenuado y lesionado en una derrota que supuso el principio del fin de la dinastía de Dallas.

Pese al amargo final no se puede olvidar el enorme esfuerzo de Deion Sanders en la temporada de 1996. Con la popularización del juego de pase y el frenético ritmo de algunos equipos a día de hoy parece imposible que nadie pueda siquiera atreverse a pensar en la misión de doblar en ataque y defensa una campaña completa. Un logro de otra época que Sanders hizo posible una última vez.