miércoles, 31 de diciembre de 2014

JIM HARBAUGH, head coach San Francisco 49ers 2011-2014


Vino el 7 de enero de 2011 y se marchó el 28 de diciembre de 2014. Cuatro temporadas al frente de los San Francisco 49ers, las tres primeras muy exitosas y la última completamente caótica. Jim Harbaugh fue el entrenador nº 18 de la franquicia, llegó sin demasiadas expectativas a una franquicia incapaz de meterse una sola vez en los playoffs durante ocho años y la ha devuelto al nivel de exigencia que se estableció en los 80 y 90, aquel que dictaba que una temporada sólo era aceptable si se ganaba la Super Bowl.

La primera campaña de Harbaugh al mando de los niners fue sorprendente a niveles insospechados. San Francisco era un equipo en 2011 sin más pretensiones que las de intentar mejorar las sensaciones de la lamentable temporada anterior, que se inició con el objetivo claro de ganar la división y que no se pudo conseguir pese a que la NFC Oeste por aquel entonces era una auténtica broma. Con un Mike Singletary volviendo loco a jugadores y aficionados por igual, los niners arrancaron la liga con cinco derrotas consecutivas y quedaron sumidos en un pozo de depresión que ni siquiera la llegada del nuevo entrenador parecía poder cambiar.

A este triste panorama previo se unió la huelga que paralizó la competición desde marzo hasta casi agosto. Sin la posibilidad de implantar los nuevos sistemas de ataque y defensa el nuevo head coach tenía una misión casi imposible por delante. Pero Harbaugh siendo Harbaugh consiguió antes de que se iniciara el parón pasarle el "playbook" al que sería su primer quarterback titular, Alex Smith, en los pocos minutos que pudieron estar juntos para que éste pudiera irse familiarizando con él por cuenta privada.

Harbaugh nunca se achantó ante nada ni nadie.
2011 fue un año mágico. San Francisco pareció más un conjunto universitario que uno profesional. El grito de guerra "Who´s got it better than us??? Noooo-body!!!" caló tan hondo en el vestuario que el espíritu del equipo dio un giro de 180 grados. Los mismos jugadores que un año antes perdían los partidos a la primera dificultad ahora los ganaban superando adversidades mucho mayores. Los niners arrancaron con un récord de 9-1, siendo la única derrota ante Dallas en la prórroga. Según fueron llegando los buenos resultados empezaron a salir los escépticos que no creían que San Francisco llegara muy lejos. Se ganó en Philadelphia contra pronóstico remontando 20 puntos en la 2ª parte, se rompió la imbatibilidad de los Lions (5-0) en su propio estadio en un dramático enfrentamiento culminado por la famosa "chocada" de manos entre Harbaugh y el head coach rival, Jim Schwartz, y sobre todo se venció a un conjunto que sí se suponía que aspiraba a todo, los New York Giants de Tom Coughlin e Eli Manning.

El equipo no jugaba bonito, todo lo contrario, en ataque había ocasiones que era doloroso ver actuar a los niners. No importaba, hacía años que el equipo no ganaba de forma consistente y en un año en principio de reconstrucción nadie podía exigir encima espectáculo. Los niners cerraron la liga regular con una marca de 13-3, su primer título divisional en nueve años y su primer pase directo hacia los playoffs divisionales desde 1997. En la post-temporada San Francisco se codeó con los grandes, eliminó a unos Saints que venían de anotar 42+ puntos en cuatro partidos consecutivos y en la final de conferencia estuvo a un par de errores del retornador Kyle Williams de alcanzar la Super Bowl.

Tras una temporada de sobresaliente las expectativas se dispararon para la siguiente. Y con las expectativas muy elevadas llega un mayor escrutinio de tus decisiones. En 2012 empezaron a venir errores: un draft lamentable que no generó jugador alguno de valía, sacar del retiro a un hombre tan polémico como Randy Moss y sobre todo tantear la posibilidad de fichar a Peyton Manning, empezaron a crear una nube de incertidumbre sobre el futuro del equipo.

Cuando llegaron los partidos de verdad se comenzó a notar la presión sobre jugadores y entrenadores.  A Harbaugh se le veía mucho más tenso en la banda. En una inesperada derrota a principios de liga en Minnesota llegó a pedir hasta tres challenges consecutivos pese a que el resultado estaba más que decidido. La secuencia fue esperpéntica cuanto menos. Pocas semanas después llegaba la peor derrota hasta la fecha en la era Harbaugh. Los Giants pasaban por encima de unos 49ers endebles en defensa y perdidos en ataque ante los constantes cambios de quarterback entre Smith y el joven Colin Kaepernick, al que poco a poco se le iba metiendo con calzador en el equipo.

Cuando Smith sufrió una conmoción cerebral en el partido contra los Rams Harbaugh dio el paso que algunos intuían pero que nadie esperaba que se atreviese a hacer. Insertó de forma permanente a Kaepernick, elegido en la 2ª ronda de su primer draft y sin ninguna titularidad en la NFL, para liderar un equipo que tenía potencial para luchar por todo. Las críticas fueron feroces sobre el head coach por poner "al volante de un Ferrari a un conductor en prácticas", pero los resultados poco a poco iban dándole la razón. San Francisco tenía por fin un ataque más dinámico y explosivo y semana tras semana los rivales se marchaban a casa sin saber por dónde les habían venido los golpes. En los playoffs Green Bay fue destrozado por el ataque "read option" que produjo 323 yardas de carrera, más de la mitad obra de Kap. La semana siguiente los Falcons se afanaron por controlar los scrambles del quarterback pero éste les liquidó con sus pases y sus engaños en los "handoffs". Los 49ers remontaban una desventaja de 17-0 en uno de los estadios más hostiles de la liga para meterse en la Super Bowl después de dieciocho años de espera.

Un desesperado Harbaugh al final de la Super Bowl.

En la gran final Harbaugh tuvo que vivir la experiencia de enfrentarse a su hermano pequeño, John. Los Ravens eran un equipo más veterano y curtido en estas lides y se notó. Los niners mostraron unos nervios que sólo un apagón inesperado en el Superdome pudo mitigar. Pese a verse 28-6 abajo San Francisco volvió a tirar de casta para recuperar lo que parecía perdido. A dos minutos de la conclusión y a cinco yardas del touchdown de la gloria todo se paralizó. Pese a tener a la defensa rival con el oxígeno bajo mínimos Harbaugh y su lugarteniente, el coordinador ofensivo Greg Roman, mandaron tres jugadas de pase consecutivas que se convirtieron en tres pases incompletos, cada uno más doloroso que el anterior. El Vince Lombardi se escapaba de entre las manos con la sensación de saberte superior a tu oponente.

La temporada 2013 debía ser la marcada para rematar la faena. Smith se marchaba a Kansas City liberando al vestuario de las constantes preguntas a las que se vio sometido el año anterior. El gran fichaje de Anquan Boldin parecía ser la última pieza del puzzle. Sin embargo muy pronto las cosas empezaron a torcerse. Michael Crabtree se rompía el tendón de aquiles en los entrenos de mayo y Aldon Smith comenzaba a mostrar preocupantes señales de "cabeza loca" y era apartado del equipo durante más de un mes de competición. Con un ataque que no sabía muy bien hacia donde tirar los niners perderían cuatro de sus primeros diez choques. El gran rival, Seattle, quedaba tres encuentros por delante al mando de la división.

En momentos de crisis y caos Harbaugh parece crecerse. Cuando se daba al equipo por muerto tras una dolorosa a la par que injusta derrota en Nueva Orleans todo empezó a cambiar. El ataque reencontró las "big-plays" perdidas y la defensa recuperó su sitio como una de las mejores de la liga. Ocho victorias consecutivas devolvieron al equipo al mismo punto que las dos campañas anteriores, la final de la NFC. Era la primera vez que un head coach avanzaba tan lejos en sus tres años iniciales en la NFL. Los niners controlaron el choque en Seattle hasta llegar a un fatídico cuarto período, que comenzó con un inesperado touchdown de pase de Russell Wilson en cuarto down y culminó con una intercepción de Malcolm Smith (vía asistencia de Richard Sherman).

Jim Harbaugh con su quarterback, Colin Kaepernick.
La derrota se clavó en el pecho del equipo en muchos sentidos y sus efectos se trasladarían a la siguiente temporada. NaVorro Bowman, pilar indiscutible en la era Harbaugh sufría una seria lesión en los ligamentos de una rodilla que le dejaría KO para todo el 2014. No sería el único en acabar en "injured reserve". En días consecutivos del training camp caían dos corredores, Kendall Hunter y LaMichael James. La magia y buenas vibraciones de los años anteriores iban pronto a desaparecer. Las especulaciones de una más que posible marcha de Harbaugh al finalizar la liga comenzaron a circular siquiera antes de que empezara la regular season. Por increíble que pudiese parecer, los niners se plantearon traspasar a su entrenador a Cleveland durante el "scouting combine" de febrero.

El equipo pareció notar las distracciones y no comenzó a jugar el football esperado hasta la quinta semana contra precisamente Alex Smith y los Kansas City Chiefs. La defensa aguantaba el tipo pese a la plaga de lesiones pero el ataque poco a poco iba dando señales de descomposición. En triunfos consecutivos sobre Giants y Redskins la ofensiva apenas era capaz de anotar tres touchdowns pese a recibir constantemente oportunidades por parte de la defensa. La sensación de que todo podía explotar en cualquier momento llegó el Día de Acción de Gracias. Jugando en su flamante nuevo hogar, el Levi´s Stadium, el equipo hizo el ridículo más espantoso en televisión nacional y frente a su archienemigo, Seattle Seahawks. Harbaugh quedaba en evidencia ante su némesis en la banda rival, Pete Carroll, cuyos duelos profesionales y personales se remontaban a la época de ambos en college. Aunque matemáticamente San Francisco no estaba eliminado era sólo cuestión de tiempo. Una semana más tarde los niners caían en Oakland, el equipo supuestamente más interesado en fichar a Harbaugh. La campaña terminó con sabor agridulce. San Francisco derrotaba a unos Cardinals que se jugaban el título divisional pero de nada importaba. Horas más tarde Harbaugh marchaba en un avión junto a su familia rumbo a Michigan para entrenar la universidad para la que jugó hace casi treinta años.

Un capítulo especial en la historia de la franquicia de San Francisco se cierra con la marcha de Jim Harbaugh. Los niners no han jugado con el brillo de los años gloriosos de los ochenta y noventa pero han mostrado un espíritu de lucha que ha contagiado a sus aficionados. Por primera vez en la bahía se ha disfrutado con un equipo que jugaba diferente, que dominaba más por la defensa y por su superioridad física sobre los rivales que por la excelencia de su quarterback. Discrepancias con los altos mandos han parado en seco lo que parecía un proyecto ganador. Harbaugh se encargó de reconstruir el equipo y su sucesor tendrá la labor de mantenerlo en lo más alto, un lugar de donde no debió bajarse este año.

El último "Game Ball" para el head coach Jim Harbaugh.

lunes, 29 de diciembre de 2014

2014 Semana 17: W vs ARIZONA CARDINALS 20-17

La era Jim Harbaugh finalizó con una victoria muy emotiva en el que pudo ser además el último partido de Frank Gore y Justin Smith con el uniforme de los niners. Los jugadores demostraron ir a muerte con el entrenador que estaba a punto de marcharse al actuar con la pasión que esperas de un conjunto que aspira a los playoffs y no de uno que en realidad hacía dos semanas que estaba eliminado.

Arizona se jugaba el finalizar la liga regular como campeón de división e incluso con la ventaja de campo para todos los playoffs pero se vio lastrado por el errático juego de su quarterback titular y por una defensa que contra la carrera lleva dos semanas sufriendo mucho. Ryan Lindley completó varios pases ante nuestra diezmada defensa (sólo dos titulares quedaban de la pasada final NFC) pero especialmente tras el descanso fue incapaz de generar un drive productivo. Los Cardinals no anotaron un solo punto en la segunda mitad.

El ataque volvió a jugar como veníamos pidiendo desde primeros de año. El foco de la ofensiva fueron las carreras de Gore mezcladas con los peligrosos scrambles de Colin Kaepernick. Kap encajó un sack de 15 yardas de esos que matan posesiones pero en líneas generales mostró la elusividad en el pocket que esperas de él y que tan pocas veces ha sacado este año. Cuando se queda estático en el pocket y el balón está en sus manos más de dos o tres segundos, malo. Si dispara rápido o rompe la defensa con una carrera o un pase en movimiento, bueno. La cansada defensiva de los Cardinals no pudo contener a Gore en el último cuarto. Es la táctica que usaron con efectividad los Seahawks hace siete días y que seguramente también empleen los Panthers con Cam Newton en su próximo duelo de wild cards.

Craig Dahl selló la victoria 49 de Harbaugh a los mandos de los niners con una postrera intercepción, la primera que logra en dos años con el equipo. En lugar de quedarse con el balón se lo entregó al head coach, que momentos después era bañado en Gatorade, una clara muestra de que el divorcio de Harbaugh es con la directiva y no con los jugadores. Una lástima terminar así un capítulo brillante en la historia de la franquicia.

GAME BALL -> Michael Wilhoite: a falta de Willis, Bowman y Borland, el linebacker se erigió en el líder de una defensa que una vez más se encargó de rematar una victoria. Buen trabajo contra la carrera como es habitual en él culminado además por decisivas acciones en cobertura, algo que no es precisamente su punto fuerte.

Adiós, entrenador Harbaugh.

domingo, 21 de diciembre de 2014

2014 Semana 16: L vs SAN DIEGO CHARGERS 35-38 OT

Dolorosa derrota la sufrida anoche en partido adelantado al sábado tras desperdiciar una ventaja de 21 puntos al descanso que era todavía de 14 a poco más de cinco minutos para la conclusión. Los Chargers se jugaban el pase a los playoffs y disputaron los snaps decisivos con mucha más determinación y concentración que unos niners que ya sólo pueden pensar en la "off-season".

Por una vez claramente la defensa fue la mayor responsable del mal resultado pero no por errores propios en el campo o de esquemas sino por una cuestión meramente física y personal. San Francisco se está quedando sin cuerpos para montar un once a este lado del balón. En el último touchdown de San Diego que manda el partido a la prórroga sólo tres titulares quedaban sobre el campo: Justin Smith, Chris Culliver y Antonie Bethea. Durante el transcurso del choque habían salido lesionados Perrish Cox, Aldon Smith y Eric Reid, bajas que se sumaban a la de Ray McDonald, cortado esta semana tras su último incidente personal. No hace falta recordar los hombres que ya estaban ausentes desde jornadas anteriores, por lo que en el tramo crucial anoche, cuando los Chargers marchaban para la anotación del empate, en el césped del Levi´s actuaban habituales de la pretemporada como Nick Moody, Leon McFadden, Corey Lemonier y Marcus Cromartie. Imposible contra un equipo que no se rinde nunca bajo los mandos de su quarterback, Phillip Rivers.

Jugando claramente mermado por lesiones en las costillas y la espalda, más que evidentes tras verle fallar algunos lanzamientos impropios en él, Rivers se agarró a la épica (y a la más que mermada defensa local) para conectar cuatro pases de touchdown que dejaron en el olvido sus tres anteriores intercepciones. Todo ello sin su wide receiver nº 1, sus dos principales corredores y tomando los snaps del cuarto center al que han debido recurrir los Chargers este año.

El encuentro del ataque fue casi perfecto durante la primera mitad y más que decepcionante durante la segunda. Sólo un fumble de Bruce Miller cuando se disponía a cruzar la end zone evitó que San Francisco anotara cuatro touchdowns en sendas posesiones antes del descanso. La vuelta de Anthony Davis añadió la potencia perdida durante su ausencia a una línea de ataque que dominó por completo a la defensiva de San Diego. Frank Gore no mostró el más mínimo efecto de la conmoción cerebral sufrida hace sólo seis días en Seattle y ya en su segunda carrera anotaba un espectacular touchdown de 52 yardas (foto) quitándose con un "stiff-arm" de manual a uno de los mejores safety de la liga, Eric Weddle. Un poco de Colin Kaepernick corriendo y lanzando era más que suficiente para irse a los vestuarios 28-7 arriba.

A la vuelta todo cambió. San Diego empezó a controlar nuestra carrera y desde el pocket Kaepernick se fue sintiendo cada vez menos a gusto. Una jugada después de completar su mejor pase de la noche (un misil tierra-tierra para Vernon Davis que éste convirtió en un impresionante TD de 62 yardas pero que fue anulado por doble penalización) llegó su peor acción. Presionado por dos jugadores y muy cerca de su end zone trató de lanzar un pase imposible cuando ya estaba casi camino del suelo, lo que se tradujo en un fumble que los Chargers recuperaron para touchdown. Cuando todo parecía que se desmoronaba volvió a salir el "Kap bueno" anotando un memorable TD de 90 yardas que restableció una ventaja de 14 puntos que por desgracia la defensa no pudo conservar al final.

GAME BALL -> Frank Gore: cuando ya nadie lo esperaba llegó su mejor actuación de la campaña, 158 yardas de carrera que le dejan a tan solo 38 de las 1000 en liga. Aunque cerca de la marca no lo tendrá fácil en la última jornada de temporada regular. Ante los Cardinals Gore ha registrado 24 yardas en 19 carreras sumando sus dos últimos enfrentamientos.


Dos datos finales del partido de anoche:

1) Las 355 yardas de carrera son un récord de la franquicia. Gore lideró con 158 pero gracias a su gran carrera Kaepernick también registró 151.

2) Por segunda jornada consecutiva Vernon Davis se quedó a cero recepciones. Tras verle anotar en una impresionante acción llena de potencia uno no puede más que preguntarse qué ha pasado con este jugador esta temporada.

lunes, 15 de diciembre de 2014

2014 Semana 15: L @ SEATTLE SEAHAWKS 7-17

Tercera derrota consecutiva que matemáticamente elimina a los 49ers de la lucha por los playoffs por primera vez en la era Jim Harbaugh. Al contrario que en las dos anteriores derrotas esta vez San Francisco ofreció una mejor imagen, peleó el partido hasta el final y sucumbió principalmente porque el ataque está en ruinas. Los niners han anotado menos de 20 puntos en cinco partidos seguidos, y concretamente en la racha perdedora actual un total de 23 puntos (ni 8 por encuentro).

En lo que ha sido una tónica de toda la campaña la primera mitad fue mejor que la segunda, fundamentalmente cuando hablamos de la ofensiva. Frank Gore, Carlos Hyde e incluso Colin Kaepernick encontraron huecos entre la dura defensa de Seattle que permitieron mover el balón con relativa soltura en tres drives. La dinámica cambió tras el descanso. Los problemas de pass-pro del trío interior (LG-C-RG) se hicieron evidentes una vez más y a esto se sumaron las lesiones tanto de Gore (conmoción) como de Hyde (tobillo). Entre una cosa y otra todo se juntó para que el ataque en la segunda parte ni amenazara con anotar.

La defensa por su parte recuperó su mejor nivel. Marshawn Lynch nos hizo daño como es habitual pero también como solemos conseguir sacamos la peor versión de Russell Wilson. Con excepción de una jugada se controló al quarterback de Seattle en sus intentos de scramble, y cuando consigues eso el juego aéreo de los Seahawks es casi inexistente.

La jugada que resultó la puntilla definitiva en la temporada 2014 de San Francisco no la puso el mejor de los quarterbacks, runningbacks, receptores o defensas rivales. Ni siquiera fue un error propio de nuestro quarterback o de otro compañero. La protagonizó un árbitro que empezó a dirigir encuentros de la NFL cuando Joe Montana estaba todavía en San Francisco, Brett Favre no había iniciado su increíble racha de encuentros consecutivos como titular y aún se mantenían en activo leyendas como Anthony Muñoz, Lawrence Taylor, Ronnie Lott o Mike Singletary. Hablo de Ed Hochuli, capaz de señalarnos una falta personal por golpear el pecho (¡¡EL PECHO!!) de Wilson en lo que fue un placaje de manual y que él ni siquiera pudo ver al estar mal colocado. Si ya hay que ser muy "caradura" para pitar algo que no has visto todavía has de serlo más para decir en el post-partido que la falta estuvo bien señalizada. Por fortuna sus superiores le han desmentido de forma rotunda pero yo no "estaré tranquilo" hasta que este señor decida dejar paso a nuevos colegiados que no crean estar por encima del bien y del mal. A miles de kilómetros y con todo el cariño te lo digo: "¡¡A TU CASA, HOCHULI, A TU CASA!!".

GAME BALL -> Joe Staley: no os dejéis engañar por los cinco sacks recibidos, ninguno fue culpa de nuestro left tackle que además hizo mucho daño en el juego terrestre. Una lástima que por el centro de la línea seamos un coladero. Ya son 49 los sacks encajados por Kaepernick este año, 36 de ellos en los últimos ocho encuentros.


lunes, 8 de diciembre de 2014

2014 Semana 14: L @ OAKLAND RAIDERS 14-23

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Penosa la imagen de anoche perdiendo ante unos Raiders que venían de ser vapuleados en St. Louis sólo siete días antes. El ataque en su línea, un buen drive al principio que acabó en touchdown de Bruce Miller y poco más. Nos empeñamos en convertir a Colin Kaepernick en Aaron Rodgers y no nos queremos enterar que la línea de ataque es incapaz de proteger más de dos segundos. Es triste pero ahora mismo nos iría mejor corriendo con Frank Gore y Carlos Hyde en la gran mayoría de las jugadas, al menos vía terrestre se está bloqueando mejor. Por otro lado la defensa creo que se le está empezando a hacer larga una temporada arrastrando sus propias lesiones y además los problemas de la ofensiva. Los Raiders atacaron muy bien la debilidad de nuestros linebackers interiores (Chris Borland y Michael Wilhote) en cobertura y de vez en cuando al novato Deonte Johnson o Leon McFadden, que entraron más en juego tras la lesión de Chris Culliver (cuidado que se marchó doliéndose de su rodilla operada).

GAME BALL -> Bruce Ellington: Lo único positivo de hoy fue el buen hacer del novato en equipos especiales.

Si algo ha caracterizado a los equipos de Jim Harbaugh en su etapa en San Francisco ha sido la superioridad física sobre los rivales. Ya no más. Ayer los Raiders nos batieron con contundencia en las trincheras. Casi no pudimos presionar a Derek Carr y al contrario éramos incapaces de proteger mínimamente a nuestro quarterback. Este equipo está física y mentalmente muy fatigado y los próximos rivales (Seattle, San Diego y Arizona) están en la pomada de los playoffs. No es ninguna locura pensar que podemos cerrar la campaña últimos de división con un récord de 7-9. Si los Seahawks nos quieren dar una buena estocada tienen una oportunidad de oro el próximo domingo.

Que se recupere NaVorro Bowman, que se recupere Patrick Willis, elevemos a Jim Tomsula al puesto de head coach y fichemos un coordinador ofensivo con un mínimo de criterio. Es una pena que la "era Harbaugh" finalice así cuando ciertamente parecía el hombre que nos traería el sexto Trofeo Vince Lombardi. No entiendo lo que ha fallado ni sé quien es el culpable pero si ha pasado esto teniendo un equipo ganador me da muy mala espina de cara al futuro de la franquicia.