martes, 28 de noviembre de 2017

EL VIEJO ZORRO LO HIZO UNA VEZ MÁS


Ocho victorias seguidas era lo que traían los Saints cuando llegaron a Los Angeles. Además, el ataque del equipo de New Orleans promediaba 37 puntos en los tres últimos partidos y, aunque los Rams tienen una ofensiva capaz de poner muchos puntos en el marcador, eso es algo que debían controlar para llevarse el duelo y dar un puñetazo en la mesa. La pelota estaba en el tejado de Wade Phillips.

Desde que comenzó la temporada 2017, todos los halagos han ido en la dirección del head coach. Sean McVay ha hecho un trabajo excepcional con un ataque que llevaba años siendo un lastre para los antiguos St Louis Rams, de eso no hay duda y todos los reconocimientos que está teniendo son justos. Aspira a ser el entrenador del año y, si lo termina ganando, será con total merecimiento.

Esto no nos puede alejar de una perspectiva más global. Gregg Williams había hecho un gran trabajo con una defensa que era de las más temidas en toda la liga. La llegada de Wade Phillips ponía alguna duda por el cambio de esquema, pero el veterano coordinador defensivo lleva mucho tiempo demostrando que es élite en lo suyo. En Denver, construyó una defensa histórica, capaz de derrotar a estos Patriots y de aplastar a un ataque que había sido diferencial como fue el de aquellos Panthers de 2015. Es decir, era poco probable que Phillips no tuviera éxito con los mimbres de los que dispone en ese roster, aunque su esquema defensivo fuese distinto al de Williams.

Su prueba de fuego llegó este pasado domingo cuando los visitó el líder de la NFC South. Y dominaron a su rival. Wade Phillips puso a la defensa de los Rams a la misma altura, o más, que su explosivo ataque.

¿MIEDO AL MONSTRUO DE DOS CABEZAS? 

Mark Ingram se presentó en Los Angeles tras haberle endosado 131 y 134 yardas de carrera a Bills y Redskins respectivamente. El año del running back está siendo bestial y llegaba en el mejor estado de forma posible. Una de las claves para los chicos de Phillips era minimizar el juego terrestre de los Saints.

Estos Saints te trituran por tierra. Son capaces de amasar mucho los drives y de comerse mucho tiempo de posesión. Maneja el reloj de forma excelente y su defensa puede estar más fresca cuando le llega el turno de saltar al campo.

Pues bien, el pasado domingo, Ingram corrió para 31 yardas., cien yardas menos de las que había corrido en las dos semanas anteriores. La defensa de los Rams secó la aportación de una de las estrellas de este 2017.

La otra cabeza de este monstruo, sí que fue un quebradero de cabeza para la defensa, pero con un detalle importante. Alvin Kamara corrió para 87 yardas (que no está nada mal), pero 74 de esas 87 yardas vinieron en el primer touchdown de la noche. Después de esa anotación, producida en el primer cuarto, solo pudo hacer 13 yardas en el resto del partido. Es decir, el partido de los Rams contra la carrera, el mayor peligro de los actuales Saints, fue soberbio.

Para ello, la receta fue dominar desde el interior de la línea defensiva y usar mucho a Barron en la caja. Lo primero fue trabajo de Aaron DonaldMichael Brockers y compañía. Su partido en ese interior fue muy bueno teniendo en cuenta que se enfrentaban a una línea ofensiva que estaba brillando con luz propia estas últimas semanas. Además, y tras la baja de Barwin durante el encuentro, Robert Quinn y Samson Ebukam (ojo a este chico que es rookie) fueron capaces de mantener cerrado sus respectivos edges ante posibles carreras exteriores. El trabajo de esa línea defensiva, en general, merece toda nuestra atención.

Aún así, la ayuda que recibieron desde la zona underneath fue fundamental. Los Saints son un equipo que juega mucho carreras zonales. Inside zone, outside zone, split zone, etc, las vemos cada domingo en el ataque de los chicos de Sean Payton. Con esto, es fácil ver a los OGs subir al segundo nivel para buscar a los defensores underneath. El hit&shed de los linebackers debe ser bueno para evitar quedarse enganchados en el bloqueo y es lo que Ogletree intentó cada vez. Por su parte, colocar a Barron en la caja puede llevar problemas por esto mismo. Barron es un safety, algo menos pesado que un linebacker, por lo que él debe usar su velocidad para evitar estos bloqueos, algo que hizo a la perfección. Barron voló por la zona underneath. Reaccionaba muy bien al snap, leía el alley y llegaba hasta el corredor con muchísima velocidad. Sus tackles fueron casi siempre contundentes.


Pero el monstruo de los Saints no solo lleva el balón por tierra, también es capaz de llevarlo por aire. Aquí, Kamara sí fue un problema para los Rams. La idea de Phillips era usar bastante tiempo defensas individuales en cobertura. Esto dejaba a Ogletree y a Barron bailando con la más fea. Cuando Ingram estaba en el backfield, Ogletree era el encargado de su marca y Barron se alineaba con el tight end. Si era Kamara quien se colocaba junto a Brees, Barron lo defendía, pero el safety no fue capaz de tapar esa vía de escape. Mientras que contra el juego de carrera su partido fue bueno, cuando tuvo que defender a Kamara en cobertura, hizo aguas. Si Kamara se situaba abierto, o en el slot, era Lamarcus Joyner quien se quedaba su asignación, algo que funcionó mejor que con con Barron.


Phillips planteó una defensa individual durante casi todo el partido. La mayor parte, lo hizo con dos safeties profundos (Cover-2 Man), pero también usó su Cover-1 Robber. Ogletree, en cobertura individual con Ingram, estuvo fantástico. Ingram es menos elusivo y explosivo saliendo a recibir que Kamara, y eso lo pudo controlar mejor el linebacker de los Rams. Fue capaz de conseguir seis stops, una cifra espectacular. Además, Ogletree era el encargado de jugar en robber cuando la defensa era Cover-1. La misión del linebacker era neutralizar todas las rutas cruzadas que tan bien juegan estos Saints y que tanto provecho saca de ello Brees.


Lo fundamental para defender individual es romper el timing entre quarterback y receptor, algo muy reconocible en las defensas de Phillips. Para romper este timing, es necesario dos cosas: dureza y juego muy físico por parte de los jugadores en cobertura y presión al pasador. Quinn, Ebukam, Brockers o Donald (incluso Barwin antes de lesionarse) hicieron un trabajo notable en este segundo aspecto, y la secundaria, con Webster y Johnson a la cabeza, hicieron su parte con los receptores que pululaban por todo el frente de ataque del equipo visitante. Brees no estuvo cómodo en todo el partido y no fue capaz de coger ritmo en el juego de pase.

El plan de Wade Phillips salió a las mil maravillas, ya que mantuvo a los Saints durante casi todo el partido en promedios muy bajos comparados con los que habían ofrecido en la racha de ocho victorias consecutivas. Defensas individuales en cobertura y cerrar gaps interiores contra el juego de carrera, la receta parece fácil, pero cuando te enfrentas a unos tipos con tanto talento, no es sencilla de realizar.

Una vez más, Phillips ha demostrado que está en la cúspide de los coordinadores defensivos y le da a su equipo un vuelta de tuerca más. McVay ha conseguido que el ataque sea explosivo y Phillips está creando una defensa muy dura y eficiente. El equilibrio entre ataque y defensa es algo muy difícil de conseguir en una liga tan potente como lo es la NFL, así que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que estos jóvenes Rams empiezan a hacerse respetar. Su techo todavía esta muy alto y hay que esperar un poco aún para saber si logran alcanzarlo. Eso sí, a cualquier guerra que vayan, van a estar preparados en el plano defensivo. El viejo zorro se encargará de ello.

Rubén Ibeas
@rubenibg

lunes, 20 de noviembre de 2017

ROBBY ANDERSON, EL TALENTO BAJO EL RADAR


En una liga como la NFL, es imposible jugar si no tienes algo de talento. Es cierto que hay jugadores que ese talento lo saben desarrollar y ser muy útiles dentro de un emparrillado, pero, sin embargo, hay otros chicos que no lo consiguen y que, por diferentes motivos, nunca terminan de demostrar ese talento por el que alguien decidió apostar en un determinado momento.

Yo soy un enamorado de los jugadores menos conocidos y que pasan por debajo del radar. Ese tipo de jugador que está en un equipo con récord negativo, pero al que le ves crecer día a día y partido a partido. Ese jugador que te muestra el talento por el que ha sido elegido para formar parte de un roster y al que se le augura un futuro prometedor si no se tuerce y si las lesiones lo respetan. Y da igual del lado del campo en el que participe, no hablo de jugadores ofensivos solamente, ya que ocurre lo mismo con chicos que juegan al otro lado del campo.

Hoy quiero hablaros de uno de esos tipos que, dentro de poco, saldrá del semi anonimato en el que se encuentra para estar en boca de muchos. Pero antes de hablar de él, quiero hacerlo de su equipo, de los New York Jets. Y más en concreto, del ataque que su coordinador ofensivo, John Morton, ha establecido en la ciudad de los rascacielos.

ATACAR SIN MIEDO

Muy pocos esperábamos que los Jets tuvieran esa alegría en la parte ofensiva y nos divirtiesen tanto con un ataque lleno de retales. A la marcha de Brandon Marshall y Erick Decker, se le sumó la lesión para toda la temporada de Quincy Enunwa, jugador que estaba llamado a ser su wide receiver titular y gran apuesta como referente del ataque aéreo. Con todo esto, Morton no se ha echado para atrás y ha querido que su equipo sea agresivo. Para ello, no hay mejor manera de ser agresivo y valiente que jugando conceptos de la Air Raid, sistema ofensivo creado en los años 70 y 80 por Hal Humme y Mike Leach.

La evolución de este sistema ofensivo ha sido constante a lo largo de los años, así que, ahora, podemos ver los mismos conceptos aplicados de manera algo distinta. Primero Tony Franklin, y luego Dana Holgorsen, fueron dos de los principales motivadores de cambios del antiguo playbook de Humme y Leach, pero no han sido los únicos. Este sistema ha ido evolucionando hasta llegar a la mezcla de conceptos que hay hoy en día (de la Air Raid con la Run and shoot) que hemos podido ver en los esquemas de Sean Payton y sus Saints en años anteriores. Estas influencias en John Morton (dos años como entrenador de wide receivers en el equipo de New Orleans) son las que tenemos en los actuales Jets.

Para explicar la Air Raid, necesitaríamos algo más que un solo artículo, pero voy a intentar mostrar sus características de forma algo general. Lo primero y más importante, que hay que decir, es que es una ofensiva donde el pase predomina bastante más que la carrera y donde se busca estirar el campo verticalmente, pero, a su vez, también ataca a la defensa horizontalmente en la zona underneath. La Air Raid mezcla conceptos de West Coast Offense, de la spread offense y del juego vertical de la Don Coryell.

En el college football, muchos equipos utilizan este sistema, el cual deja a cuatro o cinco receptores para recibir el balón, situando a su quarterback desde shotgun o pistol para poder leer mejor las rutas de sus compañeros, ya que el pasador nunca deja de ver lo que la defensa hace y hacia donde se mueve. Aquí, en la NFL, Morton ha querido mezclar estos conceptos, pero con el quarterback saliendo desde debajo del center también.

En la Air Raid clásica, la mayoría de formaciones se presentan 2x2, es decir, dos receptores a cada lado de la línea ofensiva (dos abiertos y dos en el slot) y un running back en el backfield. Los Jets juegan estas mismas formaciones, pero también lo hacen en trips o bunch formations (tres receptores en un lado y uno, o dos, en el otro). A su vez, es normal ver audibles para que el quarterback puede reconocer más fácilmente lo que propone la defensa y así poder cambiar la jugada una vez que el ataque está alineado en spread.


Una de las virtudes más positivas de la Air Raid es la habilidad para ponerle fácil las cosas al quarterback. El pasador puede identificar rápidamente donde tiene que lanzar el balón y donde puede estar la ventaja en ese down. La Air Raid tiene como núcleo una serie de conceptos que vamos a ver en el siguiente vídeo y que tenéis en la imagen de arriba. Los más característicos de este sistema son: el mesh concept, stick/hitch-fade, shallow cross, wheel, Y-sail concept, Y-cross, all curls o 4 verticals. Además, como los conceptos de ataque son simples, estos pueden repetirse muchas veces en los entrenamientos hasta tenerlos totalmente dominados.


Antes, os decía que este sistema trata de estirar la defensa tanto vertical como horizontalmente, por lo que dificulta mucho el buen funcionamiento de las defensas zonales, ya que cada zona se hace muy grande para ser defendida por un solo hombre. Por otro lado, si la defensa juega en individual, todas las rutas cruzadas que existen en ese playbook, hacen que la defensa tenga que tomar muy buenos ángulos para no quedarse enganchados en el tráfico que se genera. Este sistema de ataque asume muchos pases cortos desde una formación spread, pero uno de sus conceptos favoritos es el 4 verticals. Esta jugada, aunque estira a la defensa verticalmente, dejando la zona underneath más libre, también busca hacerlo en horizontal, ya que, cuando los receptores corren sus rutas verticales, lo hacen tan abiertos que aclaran las ventanas interiores para buscar las seams. Sí, estiran a la defensa en vertical, pero también hacen el campo más ancho.

Muchos de estos conceptos y rutas son los que estamos viendo en lo que llevamos de temporada en la ciudad de New York. Una ofensiva que está siendo comandada por un quarterback veterano y al que poco más se le puede pedir. Josh McCown se ha adaptado muy bien a lo que le pide Morton y, a pesar de la falta de talento evidente en ese ataque, los Jets son capaces de sumar puntos con frecuencia al marcador (llevan un promedio de 20'1 puntos por partido). Quizás, esto venga dado por los principios que marcaron Humme y Leach en la Air Raid original, por los que el ataque derivaba solamente a un lado del campo y así facilitaba las lecturas del quarterback y las rutas de sus receptores. Jermaine Kearse y Austin Seferian-Jenkins están brillando en un ataque aéreo que se está haciendo sorprendentemente atractivo.

La Air Raid es un sistema de pases cortos, pero que también toma muchos riesgos en el juego más vertical. Lanzar tantas veces el balón da pie a que los errores se puedan convertir en turnovers, por lo que no es una ofensiva que veamos muy a menudo en una liga como la NFL, una competición donde cada error se paga muy caro. Sin embargo, esto no parece preocupar mucho a su coordinador ofensivo, quien juega de manera agresiva todos los partidos.

Pero no he venido a hablaros de esta ofensiva solamente. Quiero centrarme en ese chico que empieza a asomarse y que cada semana nos deja alguna perla en forma de recepción. Hablo de un jugador que no fue elegido en el draft de 2016 y que terminó siendo undrafted. Hoy, he venido a hablar de Robby Anderson.

MR. FADE ROUTE

Le he puesto ese mote porque es impresionante verle jugar este tipo de ruta. Es absoluto dominador en rutas verticales. No hay partido que no queme tres o cuatro veces al cornerback que tenga la mala suerte de quedar asignado con su marca. Y no exagero. No tiene más recepciones, en estas situaciones, porque su quarterback es irregular en los envíos profundos, pero la separación está ahí cada vez.

Anderson demuestra talento a raudales. Su localización de balón y ajuste de la ruta al lanzamiento son exquisitos. Una vez que ha batido al defensor por velocidad (es una maldita bala) gira su cabeza para situar el football y adaptarse a la fuerza y dirección del pase. Además, sus manos acompañan todas estas buenas virtudes. En el gráfico de abajo vemos la ejecución de las rutas verticales dependiendo del leverage del defensor, algo que Anderson lee muy bien la mayoría de las veces.


Robby Anderson llegó a la liga como undrafted en 2016 y, aunque jugó todos los partidos de su temporada rookie, ha sido ahora cuando ha explotado. Es el jugador al que más se le lanza el balón, con 64 pases intentados, de todo el equipo. Promedia 16'2 yardas en recepciones y es el hombre que, este año, más touchdowns ha anotado en la franquicia verde con cinco. Sin duda, es el atacante a buscar cuando la ofensiva se encuentra con terceros downs largos.


Pero, a medida que avanza el curso, Robby Anderson va encontrando otras opciones dentro del ataque.

La Air Raid de Morton le viene como anillo al dedo para ir en profundo, pero también para correr en zonas underneath. Su velocidad es muy respetada por los rivales, y es habitual ver mucho cushion entre los cornerbacks que lo defienden. Cuando esto sucede, Anderson utiliza su explosividad en los cortes para jugar slants. Las hitchs, comebacks o curls son otras opciones utilizadas cuando la defensa se alinea así. La shallow cross, que vimos anteriormente como uno de los conceptos básicos de la Air Raid, es un buen recurso para él cuando el rival defiende en individual.
Ya sea en hombre a hombre o en defensa zonal, Robby Anderson podrá estar abierto dado su buen route-running.


Este chico me ha ganado. Cuando te pones a ver partidos de los Jets es imposible no fijarse en él. Llama mucho la atención por su manera de flotar por el campo y, aunque es un jugador fino, demuestra mucha dureza cuando tiene el ovoide entre las manos.

Los Jets están demostrando ser mucho más de lo que imaginábamos que iban a ser antes de que se iniciase la temporada 2017. Nos están dando una clase de profesionalidad, entrega y pasión a todos los aficionados que dudamos de ellos. El trabajo defensivo era más o menos esperado, pero el ofensivo, de la mano de John Morton, está siendo admirable.

Como todos sabéis, soy seguidor de los Panthers, y este domingo tienen un duro enfrentamiento contra los New York Jets, así que no me voy perder la oportunidad de ver jugar, otra vez, a este joven talento. Si podéis, echad un ojo al partido entre estos dos conjuntos, porque los chicos de Todd Bowles se lo merecen.

Rubén Ibeas
@rubenibg

martes, 7 de noviembre de 2017

MIS TRES MVPs...POR AHORA


La semana 9 ya ha acabado y nos disponemos a entrar en la semana 10. Es decir, ya hemos pasado el ecuador de la temporada regular y, como en muchos otros sitios, yo os voy a dar mis tres nombres más importantes de lo que llevamos de curso.

Para ello, he contado con la importancia que cada jugador tiene en su equipo, el récord que los acompaña hasta ahora y, por supuesto, su actuación individual a lo largo de estas nueve semanas.

El primer candidato no necesita presentación. Es uno de los emblemas de la liga y poseedor de un anillo. Además, va directo al Hall of Fame sin ningún género de duda. El segundo es un corredor y es básico para que su equipo vaya poniendo victorias en su casillero y lidere su división. No lo solemos ver jugar una temporada entera y, el año que lo consiga (como puede ser este), su impacto será extraordinario. Y, por último, el jugador de moda ahora mismo en la NFL. Ese chico que nos tiene maravillados y cada semana que pasa se afianza como el máximo favorito para llevarse el galardón.

Imagino que algún nombre (o los tres) ya los tenéis en mente, pero por si aún dudáis, seguid leyendo. Estos son mis tres candidatos para llevarse el MVP:

DREW BREES

Es cierto que éste puede ser el año que menos espectacular nos está pareciendo el veterano quarterback. Ya no vemos tantas bombas de 40 o 50 yardas como veíamos de unos años para acá. Tampoco vemos esos partidos de 500 yardas de pase tan habituales en sus estadísticas, sobretodo cuando jugaban en los Domes. Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, ahora vemos a un Brees más contenido y repartiendo mucho balón entre sus receptores. Esos dos running backs le están dando muchísima versatilidad y un juego aéreo mucho más rápido y seguro. Brees está teniendo el mejor promedio de toda su carrera en el porcentaje de pases completados (71'6%), incluyendo varios partidos superando el 80%. Sus 13 touchdowns y solo 4 intercepciones en los ocho partidos jugados, han sido vitales para que su equipo sea la sensación de la NFC Sur y máximos candidatos a llevarse la división cuando nadie contaba con ellos.


LE'VEON BELL

Tras estar toda la pre-temporada viendo los entrenamientos de sus compañeros desde el sofá de su casa, a Bell le costó entrar en juego y coger ritmo una vez que se inicio el curso. Cuando lo ha hecho, se ha vuelto imparable y ha demostrado por qué es el mejor running back de toda la NFL. Su equipo es otro cuando el ataque se basa en darle el balón y dejar que cree. Porque lo que Le'Veon Bell hace no es correr, es crear football. Esa parada detrás de la línea ofensiva, esperando a que se abra el agujero para pasar, se ha hecho característico de su juego. En ese momento, parece que se detiene el tiempo y, acto seguido, lo ves atravesando la línea de scrimmage como un rayo. Ocho partidos en los que lleva 760 yardas de carrera y 5 touchdowns. Además, ha aportado 219 yardas en el juego de pase. Un jugador descomunal y único en la liga.


CARSON WENTZ

¿Quién si no? Su crecimiento es bestial. Esos ramalazos que vimos en 2016, de jugador distinto, se han convertido en realidad en este 2017. Cada paso que da es hacia delante. Cada minuto que pasa es mejor jugador que el anterior. Cada snap que juega nos deja con la boca más abierta. Philadelphia, y Doug Pederson, han sabido cuidarlo y hacerlo crecer sin presiones ni prisas. Lo han rodeado de buenos receptores y su juego de carrera también progresa. Pero él es el protagonista absoluto de ese ataque.

Puede lanzar cualquier tipo de pase y desde cualquier plataforma. Sus dotes de escapista, además, lo hace indescifrable. Siempre con la vista campo abajo leyendo lo que sucede delante de él. Progresa en sus lectura hasta encontrar al hombre libre. Excepcional en las RPO (run-pass option) y con una potencia de brazo descomunal. Cuando llega a la red zone, se convierte en un asesino implacable. Desde esta distancia, Wentz lleva 24/36 en pases, 15 touchdowns, cero intercepciones y un quarterback rating de 117'6. Brutal. Sus estadísticas se completan con otros ocho touchdowns más y solo cinco intercepciones en los nueve partidos que ha jugado.

Podemos estar ante de una esas estrellas que perduran en el tiempo y, ahora mismo, es mi máximo favorito para llevarse el premio que define al mejor jugador del año.


No me gustaría olvidarme de Deshaun Watson. Su lesión ha sido un varapalo para el chico, y para todos los aficionados al football, porque su año estaba siendo mágico.

Sé que no estaréis de acuerdo en uno, dos o, incluso, en los tres nombres. Y seguro que vuestras razones para nombrar a otros son totalmente legítimas. Por eso y después de leerme a mí, ¿cuáles son los vuestros?

Rubén Ibeas
@rubenibg

domingo, 5 de noviembre de 2017

GAROPPOLO SOLUCIONA UN PROBLEMA DE PRIMAVERA EN OTOÑO

El pasado miércoles fue una jornada frenética en los despachos de la NFL. Se cerraba el periodo de traspasos para la temporada 2017 y muchos equipos intentaron reforzar su plantilla con jugadores que habían agotado su tiempo en sus franquicias originales. Algunos equipos tuvieron éxito y otros no. Los San Francisco 49ers fueron uno de los conjuntos que consiguieron cerrar un movimiento muy sonado. Por su segunda ronda original del próximo draft se hicieron con los servicios del quarterback procedente de New England, Jimmy Garoppolo.

No voy a entrar en el clásico razonamiento del día después, ¿quién gana con el traspaso? ¿han dado mucho, han dado poco? Solo el tiempo nos dirá cómo funciona la jugada para ambas partes, pero el caso es que a día de hoy los 49ers han solucionado en otoño un problema que tendrían en primavera. ¿Por qué decimos esto?

Es obvio que San Francisco no contaba con su quarterback de futuro en la plantilla. Brian Hoyer fue siempre considerado un jugador puente o de transición. Por su parte, el novato de 3ª ronda, C.J. Beathard, no deja de ser un quarterback de desarrollo con unas limitaciones que seguramente le impidan dar el salto en su carrera de jugador que completa una plantilla a jugador que hace una plantilla.

En Garoppolo (dos p, una l, aprendámoslo bien) los niners tienen un hombre que por capacidades físicas y mentales puede ser el hombre ideal para conducir el ataque de Kyle Shanahan. Eso es lo que busca el head coach, la persona que ejecute su brillante ofensiva en el terreno de juego. La relación entre estos dos viene de largo, Shanahan estudió bien a Garoppolo cuando se presentó al Draft de la NFL del año 2014. No es por tanto este movimiento uno provocado por el corazón o peor aún, la desesperación. Los 49ers son junto a los Cleveland Browns los únicos equipos que no conocen la victoria este año.

Con Jimmy en plantilla y ya lanzando para sus nuevos compañeros San Francisco obtiene una clara ventaja respecto a un posible novato escogido muy alto en el próximo draft. Por un lado consigue más tiempo para que el jugador esté preparado para dominar el sistema el año que viene. San Francisco es una franquicia que especialmente en el lado del ataque cambiará mucho en 2018. Por lo tanto, que tu quarterback sea una pieza ya entrenada en el esquema es algo que beneficiará a la dinámica de la ofensiva. Por otro lado, Garoppolo, cierto que no demasiado, pero ha demostrado que puede dirigir un equipo NFL, algo que nunca puede saberse con un rookie. Y si bien las terminologías son distintas, compartir cuatro años con Bill Belichick y Josh McDaniels es imposible que haga mal a un quarterback. Los 49ers adquieren pues a un jugador que siendo muy joven en términos NFL, está mucho más maduro que cualquier estrella procedente de los universitarios.

Dicho todo esto, ¿qué es lo que ha demostrado Garoppolo en su etapa en New England para que los niners tengan fe en que sea su hombre de futuro? Tenemos que retroceder a los cuatro primeros encuentros de la temporada 2016, los que Tom Brady se vio obligado a perderse por sanción como consecuencia del asunto "Deflategate". Garoppolo fue el quarterback titular de los dos primeros choques, en Arizona y ante Miami.

Una lesión le impidió completar siquiera ese segundo encuentro pero en los seis cuartos anteriores pudimos ver varias cosas buenas:

- Buena lectura pre-snap, aprovechando y sacando ventaja de varios emparejamientos favorables. Su primer pase de touchdown, de 37 yardas para Chris Hogan sobre el rookie Brandon Williams es un ejemplo de esto.

- Precisión notable en los lanzamientos cortos y medios. New England utilizó un playbook condensado para no sobrepasar a Garoppolo en su debut. En el partido de Arizona, de 13 lanzamientos en tercer down, nueve fueron "dropbacks" de 3 pasos, tres "dropbacks" de 5 pasos y uno fue un screen. No tiene un cañón por brazo, pero sí lanza con timing en la zona underneath y es capaz de poner el balón en segundas ventanas, hacia las "seam"  o en lanzamientos hacia la banda.

- Visión, agilidad mental y release muy rápido para batir el blitz. Contra 5 ó más rushers Garoppolo conectó 13/17 pases para 205 yardas y 2TD.

- Capacidad para crear jugadas fuera del esquema. No nos engañemos, por mucha mente brillante que tengas en tu banda en un partido de NFL pasan muchas cosas. Y en ocasiones son esas dos o tres jugadas que sacas de la nada las que pueden desequilibrar un encuentro. Garoppolo no tiene la movilidad de un DeShaun Watson pero es lo suficiente atlético para moverse por el pocket y ganar tiempo para completar un pase en improvisación.

Estos puntos positivos te hacen válido en cualquier sistema, pero más en el libro de Kyle Shanahan. Por eso quería a Jimmy Garoppolo en su equipo. Es lógico pensar que haya dudas con alguien que apenas ha disputado seis cuartos como profesional. Pero viendo esos snaps la sensación es que es un quarterback con "skills" considerables y dignos de la apuesta. Además, en su día fue una segunda ronda del draft, no es que el jugador haya salido de la nada.

Por supuesto que habrá momentos donde sufrirá, especialmente al principio. Su inexperiencia pasará factura. San Francisco ha perdido además para lo que resta de temporada a su mejor wide receiver, Pierre Garçon. Sin embargo, éste es un movimiento de futuro no pensado para ganar más ahora sino mañana. Los 49ers han solucionado un problema de primavera en otoño.

Marco Álvarez
@deionmarco

jueves, 2 de noviembre de 2017

LA ILUSIÓN REGRESA A EMERALD CITY


No han sido Dorothy y Totó los que han recorrido esta vez el camino de las baldosas amarillas, sino el veterano tackle Duane Brown el que ha puesto rumbo a la Ciudad Esmeralda y lo hace para ver a un mago, más bien para proteger a uno, pero no al de Oz, sino a un tipo que se parece mucho más a Houdini y se llama Russell Wilson, que está firmando una de las mejores temporadas de su carrera, si no la mejor.

Los Seattle Seahawks nos tienen desde hace unos años acostumbrados a protagonizar inicio lentos, a arrancar generando dudas para poco a poco ir disipándolas y con ese motor diésel, acabar tomando una velocidad de crucero que les convierte cada postemporada en un rival muy incómodo que nadie quiere tener enfrente. Esta temporada no ha sido una excepción, de hecho las primeras semanas fueron si cabe más preocupantes, las sensaciones eran pésimas en un ataque incapaz de acercarse al nivel de su defensa, con el problema central en un agujero negro en forma de la línea ofensiva que ofrecía cero seguridad a un Wilson al que se le agotaban los trucos para desvanecerse cuando la presión se filtraba por todas partes. Los diagnósticos más impacientes y agoreros les descartaban para todo a las primeras de cambio pero a pesar de ser muy palpables los defectos la realidad decía que apenas se dejaron pelo en la gatera en forma de dos derrotas más que asumibles tal y como pintaba el asunto.

Pero de manera natural y sustentados por la defensa que menos puntos encaja de la NFL, los Seahawks comenzaron a encontrar sensaciones, sacaron un par de partidos sufriendo y lograron una victoria de prestigio y decisiva ante los sorprendentes Rams. Y de repente todo parece empezar a funcionar, dos exhibiciones ofensivas ante Giants y –especialmente- ante Texans, liderato de división y un futuro muy halagüeño por delante.

Tanto que, la llegada, precisamente desde Houston, de un veterano de campanillas como Duane Brown para apuntalar la línea ofensiva, invita a pensar que Seattle está en disposición de discutirle a Philadelphia la supremacía de la Nacional, aunque desde luego no será fácil –los Eagles no dan muestras de flaqueza y además han reforzado su juego terrestre nada menos que con Ayayi.

Pero hay razones para la esperanza en Emerald City, la principal es por supuesto su defensa, una de las unidades más temibles de toda la NFL y eso que han tenido la terrible baja de Cliff Avril cuyo cuello veremos si le deja no sólo volver a jugar sino poder hacer vida normal –ojalá-. No es baladí la falta de Avril, ni en lo que al juego respecta ni en lo moral, hablamos de uno de los líderes de ese vestuario. Pero el bloque está superándolo todo, también los problemas físicos que Michael Bennett lleva arrastrando durante semanas, pero no todo son malas noticias, más bien al revés, la mejor de todas y lo digo rotundamente es la recuperación en todo su esplendor de Earl Thomas III. Lo digo sin ninguna duda, en mi opinión estamos hablando del mejor safety de la NFL de los últimos años, el más equilibrado, completo y decisivo –que le pregunten a Richard Sherman todo lo que le da-. Thomas es el termómetro de esta defensa, quien les da balance, carácter y seguridad, junto a Kam Chancellor forman probablemente la mejor pareja de safeties de la liga. Y no se acaban las buenas noticias para la ‘Legion of Boom’. Con un incombustible Richard Sherman haciendo su trabajo cubriendo su lado, ya eran varios años los que venían sufriendo en el lado débil sin encontrar una solución solvente. Esta situación es muy común en defensas con un cornerback al que temen los QBs, la dinámica es evitarle y buscar constantemente el lado contrario; un ejemplo muy sencillo pueden ser los Vikings donde Xavier Rhodes siembra el terror a los quarterbacks que miran una y otra vez a Trae Waynes y muchas veces encuentran lo que buscan. Eso mismo le venía sucediendo a Seattle pero parecen haber encontrado lo que estaban buscando en Shaquill Griffin. Tan convencidos están en la front office seahawk de que tienen un CB de garantías en este rookie que no han dudado en enviar a Jeremy Lane con un lacito rumbo a Houston.

Pero la defensa de Seattle no es sólo su secundaria, ni mucho menos, el front seven es tan temible o más. Bobby Wagner es todo lo que puedes buscar en un MLB y líder, efectivo por tierra y por aire, ya lideró la NFL en placajes la temporada pasada y este año no tiene ninguna pinta de bajar sus prestaciones. Si a esto le sumas a Sheldon Richardson en la línea ofensiva, el resultado es una defensa sin ningún tipo de agujero o vía de agua.

Sólo con esta defensa como argumento ya valdría para pensar en alcanzar los playoffs, pero si miras la temporada de Russell Wilson entonces ya tienes que empezar a pensar en algo muy grande. Varias veces ha batido este año su total de yardas de pase en un partido, alcanzando las 452 en el partido contra Houston, tiene el don de desvanecerse cuando los lobos vienen a cazarle (131.6 de rating bajo presión el pasado domingo, se dice pronto) y con las piernas sanas por primera vez en mucho tiempo, cada vez que improvisa pasan cosas muy buenas. Su sociedad con Doug Baldwin es cada día más firme, siendo su refugio cuando peor están las cosas y ahora que todo comienza a funcionar, Paul Richardson está apareciendo con fuerza y Tyler Lockett siempre está listo para liarla. Pintan bien las cosas.

En el debe sigue el eterno problema de no terminar de aprovechar a Jimmy Graham en todo su esplendor y conseguir que el juego de carrera sea fiable y produzca de manera contínua. Pero a pesar de esto, si Duane Brown da el salto de calidad que necesita la línea ofensiva, que es la que mayor presión por dropback permite de toda la NFL, y el juego sigue por dinámica de progresión que parece haber tomado las últimas semanas, sin duda la ilusión puede instalarse otra vez en la ciudad esmeralda. Aunque cuidado, porque si de verdad son capaces de colocarse en una situación de aspirar a algo grande, más le vale al equipo no repetir los tropiezos y despistes de años anteriores, porque para los Seahawks en los playoffs hay un asunto que marca completamente la diferencia: jugar en casa. Si son capaces de conseguir la ventaja de campo, entonces seguro que nadie va a querer tenerles enfrente y viajar al CenturyLink Field y vérsalas con la 12. Junto a Arrowhead, el Century es el más ensordecedor e incómodo campo para cualquier rival y si tienen esa ventaja local en la postemporada mucho ojito con ellos, que pueden aspirar a lo más alto.


Con todo esto no quiero decir que sean los favoritos indiscutibles ni que haya olvidado que la Conferencia Nacional está extremadamente igualada. No se me ocurriría descartar a Philadelphia porque creo totalmente en ellos, me han obligado. No desemerezco a un grupo importante que lidera Minnesota pero que cuenta con Rams, Cowboys, Saints… y puede que hasta Panthers si acaban de encontrarse a si mismos y Falcons si son capaces de quitarse de encima todas sus dudas (que de momento, no). Lo que digo es que los Seattle Seahawks pueden ser una alternativa muy real y un aspirante muy sólido si lo que vienen mostrando últimamente se convierte en una realidad y que pueden ser un rival muy peligroso para cualquiera. Yo les veo llegando muy lejos.

Iker Sagasti
@sagastiker