martes, 31 de octubre de 2017

LA CAÍDA DE LOS BUCCANEERS


El hype es algo que adoro, lo confieso. Me encanta venirme arriba en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Es un estado de felicidad y optimismo que debería aplicarse a muchas situaciones de la vida. El optimismo es bueno, no dejen que nadie os diga lo contrario.
El hype lo multiplico por tres en el football americano. No me da miedo equivocarme y caerme con todo el equipo, porque eso es lo que ha pasado con los Tampa Bay Buccaneers.

No mientan, aquí, hasta el último de todos ustedes, hace tres meses, estaba deseando ver jugar en ataque a un equipo que rebosa talento en su cuerpo de wide receivers, en los tight ends, en su running back titular y, por supuesto, en su flamante quarterback. Todos nos subimos a un tren el cual esperaba tener su última parada bien entrado el mes de enero. Pero la velocidad de subida del hype es la misma que la de la bajada y, ahora mismo, nadie confía en un equipo que ha sido todo lo contrario a lo que nos esperábamos a principio de temporada. Las críticas comienzan a caer y, como no podía ser de otra manera, el quarterback es el primero que empieza a recibir palos desde todos los lados. "Quien a quarterback mata, a quarterback muere". Lo siento, no me metan en ese saco, los problemas de Tampa van más allá de Jameis Winston.

LA LÍNEA OFENSIVA

Sin ninguna duda, este es el mayor problema del equipo. Es cierto que la defensa no está jugando a buen nivel. Es problemático que un equipo que había terminado el 2016 defendiendo tan bien, y que se reforzó en la off-season de 2017, ahora tenga tantos problemas para detener ataques rivales. La falta de pass-rush, las lesiones en el cuerpo de linebackers y los errores en la secundaria están haciendo sufrir a una defensa que tiene buenos mimbres para haber seguido creciendo, sin embargo, parece que las debilidades se hacen más evidente ahora mismo. El juego contra la carrera es malo, permitiendo más de 100 yardas en cinco de los siete encuentros disputados.

Tres cuartas partes de lo mismo con el propio juego de carrera. No son capaces de establecer un juego por tierra fiable. Las dos veces que han pasado de 100 yardas terrestres, en este 2017, coinciden con las dos únicas victorias que reflejan en su récord. Y no es casualidad.

Cuando este equipo puede correr, se le abre el mejor arma que tienen, el play action. Winston es muy bueno buscando rutas interiores a la espalda de los linebackers. Rutas post, deep in o deep cross son marca de la casa. Mike Evans, Cameron Brate, OJ Howard, e incluso el rookie Godwin, usan muy bien su cuerpo para dominar a unas secundarias que están en inferioridad física con ellos. Sin juego de carrera fiable, estos play actions se vuelven más predecibles. Pero volvamos a la línea ofensiva.

Hasta la fecha, Winston ha recibido 11 sacks y 34 QB hits. Ya no son los números, es la constante sensación de presión que tiene. Ese play action del que hablábamos antes, se vuelve aún más complicado sin protección de pase. La línea defensiva rival tiene demasiadas facilidades para llegar hasta el pasador y Winston lo sabe, lo que le lleva a tomar decisiones que no son nada acertadas.

Además, la lectura de blitzs por parte de esa OL es malísima. Cualquier equipo que manda presión mediante blitzs, tiene un camino sencillo para llegar a Winston.



El lado izquierdo, con Donovan Smith y Kevin Pamphile, está siendo aplastado por las defensas. Es decir, el lado ciego del quarterback es el lado más ineficaz en una línea ya de por sí mala.
Si no son capaces de aumentar la eficacia en esta unidad, los Buccaneers van a seguir sufriendo. La defensa necesita estar en el campo menos minutos de los que está actualmente y eso pasa por una mejora de su línea ofensiva y de impedir tantas yardas terrestre en contra. En Tampa, tienen que correr más, y mejor, y evitar que su quarterback siga siendo tan golpeado.

WINSTON, ¿ESTÁS AHÍ?

En el primer año, a un rookie se le permiten ciertos errores. "Ya aprenderá", te dicen. En el segundo año tiene que verse una mejoría y un crecimiento en facetas donde un rookie falla. Winston, sin duda, lo hizo. Su 2016 fue bueno, nada espectacular, pero nos dejó un sabor a quarterback dominante en el futuro. El talento y el liderazgo están ahí, solo hacía falta que las demás piezas encajasen para que ese ataque dominara a cualquier defensa que se interpusiese en su camino.

DeSean Jackson llegó en la Agencia Libre. OJ Howard y Chris Godwin fueron drafteados y, además, recuperaban a su running back estrella, Doug Martin. Eso, amigos, más Cameron Brate y Maike Evans es un a ofensiva de lujo.

Los Buccaneers anotan algo más de 21 puntos por encuentro. No está mal, pero todos esperábamos más. Esos 21 puntos, con la actual defensa que están mostrando, se antoja poco.

Winston, por números, tampoco es que sea una rémora, pero sí por sensaciones. Lo más sangrante, y lo que más nos llena los ojos cuando vemos sus partidos, es la mala conexión con Jackson. Es una maravilla ver a DeSean Jackson ganar separación en rutas profundas. Lo hace con tanta naturalidad, que parece que flota por el campo. Sin embargo, Winston es incapaz de conectar con él. Overthows, underthrows o, simplemente, situaciones en las que está abierto y el quarterback no lo ve. Ese es el mayor "pero" que le pongo al juego de Winston.

Otro de los problemas de Winston, y que no ha corregido desde que llegó a la liga, es su pobre cuidado del balón. Winston no puede regalar y permitir tantos turnovers. Muchas veces lo vemos arriesgar demasiado o querer completar pases en posiciones que son imposibles. Esto es algo que tiene que arreglar desde ya.

Además, sus mecánicas y sus pies están empezando a resentirse. Esa ansiedad por ver que no subes puntos al marcador y la sensación de estar siempre presionado, hacen que Winston quiera soltar el balón muy rápido, lanzando sin balance, con un back foot horroroso o distribuyendo muy mal su peso. Incluso las lecturas no están siendo las acertadas.


Dirk Koetter y Todd Monken no están haciendo bien su trabajo y ya hay rumores de problemas entre los jugadores y el cuerpo técnico. Falta de confianza en unos y otros. Mal asunto.

Jameis Winston es un quarterback como la copa de un pino, pero no está jugando a su verdadero nivel. La lesión en el hombro tampoco ayuda a revertir la situación. Una lesión en esa parte del cuerpo es muy peligrosa para un pasador e incluso se habla de dar descanso al quarterback para la semana 9. Pero, incluso con esa lesión, el ex de Florida State es capaz de jugar drives como el que tienen en el siguiente vídeo. Por cosas como estas, creo que Winston es muy bueno:


El hype con los Buccaneers se ha disuelto tan rápido que nos hemos quedado con cara de tontos. Con solo dos victorias en ocho partidos,todo hace indicar que la franquicia pueda estar pensando en el año próximo. La línea tiene que ser reforzada sí o sí, porque estamos viendo que por muchas estrellas que acumules en el resto de unidades, si tu corazón, si el alma del ataque, no sirve, todas esas piezas se caen por sí solas. Winston sigue siendo un quarterback para dominar la liga, pero tiene que demostrarlo en situaciones así. Dar un paso al frente, hacer mejor a sus compañeros y conseguir darle la vuelta a una franquicia que no termina de tomar un rumbo correcto desde aquella Superbowl ganada.

Mucho trabajo por hacer todavía.

Rubén Ibeas
@rubenibg

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