No han sido Dorothy y Totó los que han recorrido esta vez el camino de las baldosas amarillas, sino el veterano tackle Duane Brown el que ha puesto rumbo a la Ciudad Esmeralda y lo hace para ver a un mago, más bien para proteger a uno, pero no al de Oz, sino a un tipo que se parece mucho más a Houdini y se llama Russell Wilson, que está firmando una de las mejores temporadas de su carrera, si no la mejor.
Los Seattle Seahawks nos tienen desde hace unos años
acostumbrados a protagonizar inicio lentos, a arrancar generando dudas para
poco a poco ir disipándolas y con ese motor diésel, acabar tomando una
velocidad de crucero que les convierte cada postemporada en un rival muy
incómodo que nadie quiere tener enfrente. Esta temporada no ha sido una
excepción, de hecho las primeras semanas fueron si cabe más preocupantes, las
sensaciones eran pésimas en un ataque incapaz de acercarse al nivel de su defensa,
con el problema central en un agujero negro en forma de la línea ofensiva que
ofrecía cero seguridad a un Wilson al que se le agotaban los trucos para
desvanecerse cuando la presión se filtraba por todas partes. Los diagnósticos más
impacientes y agoreros les descartaban para todo a las primeras de cambio pero
a pesar de ser muy palpables los defectos la realidad decía que apenas se
dejaron pelo en la gatera en forma de dos derrotas más que asumibles tal y como
pintaba el asunto.
Pero de manera natural y sustentados por la defensa que
menos puntos encaja de la NFL, los Seahawks comenzaron a encontrar sensaciones,
sacaron un par de partidos sufriendo y lograron una victoria de prestigio y
decisiva ante los sorprendentes Rams. Y de repente todo parece empezar a
funcionar, dos exhibiciones ofensivas ante Giants y –especialmente- ante Texans,
liderato de división y un futuro muy halagüeño por delante.
Tanto que, la llegada, precisamente desde Houston, de un
veterano de campanillas como Duane Brown para apuntalar la línea ofensiva, invita a pensar que Seattle está en disposición de discutirle a Philadelphia la
supremacía de la Nacional, aunque desde luego no será fácil –los Eagles no dan
muestras de flaqueza y además han reforzado su juego terrestre nada menos que
con Ayayi.
Pero hay razones para la esperanza en Emerald City, la
principal es por supuesto su defensa, una de las unidades más temibles de toda
la NFL y eso que han tenido la terrible baja de Cliff Avril cuyo cuello veremos
si le deja no sólo volver a jugar sino poder hacer vida normal –ojalá-. No es baladí
la falta de Avril, ni en lo que al juego respecta ni en lo moral, hablamos de
uno de los líderes de ese vestuario. Pero el bloque está superándolo todo,
también los problemas físicos que Michael Bennett lleva arrastrando durante
semanas, pero no todo son malas noticias, más bien al revés, la mejor de todas
y lo digo rotundamente es la recuperación en todo su esplendor de Earl Thomas
III. Lo digo sin ninguna duda, en mi opinión estamos hablando del mejor safety
de la NFL de los últimos años, el más equilibrado, completo y decisivo –que le
pregunten a Richard Sherman todo lo que le da-. Thomas es el termómetro de esta
defensa, quien les da balance, carácter y seguridad, junto a Kam Chancellor
forman probablemente la mejor pareja de safeties de la liga. Y no se acaban las
buenas noticias para la ‘Legion of Boom’. Con un incombustible Richard Sherman
haciendo su trabajo cubriendo su lado, ya eran varios años los que venían
sufriendo en el lado débil sin encontrar una solución solvente. Esta situación
es muy común en defensas con un cornerback al que temen los QBs, la dinámica es
evitarle y buscar constantemente el lado contrario; un ejemplo muy sencillo pueden
ser los Vikings donde Xavier Rhodes siembra el terror a los quarterbacks que
miran una y otra vez a Trae Waynes y muchas veces encuentran lo que buscan. Eso
mismo le venía sucediendo a Seattle pero parecen haber encontrado lo que
estaban buscando en Shaquill Griffin. Tan convencidos están en la front office
seahawk de que tienen un CB de garantías en este rookie que no han dudado en enviar
a Jeremy Lane con un lacito rumbo a Houston.
Pero la defensa de Seattle no es sólo su secundaria, ni
mucho menos, el front seven es tan temible o más. Bobby Wagner es todo lo que
puedes buscar en un MLB y líder, efectivo por tierra y por aire, ya lideró la
NFL en placajes la temporada pasada y este año no tiene ninguna pinta de bajar
sus prestaciones. Si a esto le sumas a Sheldon Richardson en la línea ofensiva,
el resultado es una defensa sin ningún tipo de agujero o vía de agua.
Sólo con esta defensa como argumento ya valdría para
pensar en alcanzar los playoffs, pero si miras la temporada de Russell Wilson
entonces ya tienes que empezar a pensar en algo muy grande. Varias veces ha
batido este año su total de yardas de pase en un partido, alcanzando las 452 en
el partido contra Houston, tiene el don de desvanecerse cuando los lobos vienen
a cazarle (131.6 de rating bajo presión el pasado domingo, se dice pronto) y con las piernas
sanas por primera vez en mucho tiempo, cada vez que improvisa pasan cosas muy
buenas. Su sociedad con Doug Baldwin es cada día más firme, siendo su refugio
cuando peor están las cosas y ahora que todo comienza a funcionar, Paul
Richardson está apareciendo con fuerza y Tyler Lockett siempre está listo para
liarla. Pintan bien las cosas.
En el debe sigue el eterno problema de no terminar de
aprovechar a Jimmy Graham en todo su esplendor y conseguir que el juego de
carrera sea fiable y produzca de manera contínua. Pero a pesar de esto, si
Duane Brown da el salto de calidad que necesita la línea ofensiva, que es la que mayor presión por dropback permite de toda la NFL, y el juego
sigue por dinámica de progresión que parece haber tomado las últimas semanas,
sin duda la ilusión puede instalarse otra vez en la ciudad esmeralda. Aunque
cuidado, porque si de verdad son capaces de colocarse en una situación de
aspirar a algo grande, más le vale al equipo no repetir los tropiezos y
despistes de años anteriores, porque para los Seahawks en los playoffs hay un
asunto que marca completamente la diferencia: jugar en casa. Si son capaces de
conseguir la ventaja de campo, entonces seguro que nadie va a querer tenerles
enfrente y viajar al CenturyLink Field y vérsalas con la 12. Junto a Arrowhead, el Century es el más ensordecedor e incómodo campo para cualquier rival y
si tienen esa ventaja local en la postemporada mucho ojito con ellos, que
pueden aspirar a lo más alto.
Con todo esto no quiero decir que sean los favoritos
indiscutibles ni que haya olvidado que la Conferencia Nacional está
extremadamente igualada. No se me ocurriría descartar a Philadelphia porque
creo totalmente en ellos, me han obligado. No desemerezco a un grupo importante
que lidera Minnesota pero que cuenta con Rams, Cowboys, Saints… y puede que
hasta Panthers si acaban de encontrarse a si mismos y Falcons si son capaces de
quitarse de encima todas sus dudas (que de momento, no). Lo que digo es que los
Seattle Seahawks pueden ser una alternativa muy real y un aspirante muy sólido
si lo que vienen mostrando últimamente se convierte en una realidad y que
pueden ser un rival muy peligroso para cualquiera. Yo les veo llegando muy
lejos.
Iker Sagasti
@sagastiker
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