Tercera derrota consecutiva que matemáticamente elimina a los 49ers de la lucha por los playoffs por primera vez en la era Jim Harbaugh. Al contrario que en las dos anteriores derrotas esta vez San Francisco ofreció una mejor imagen, peleó el partido hasta el final y sucumbió principalmente porque el ataque está en ruinas. Los niners han anotado menos de 20 puntos en cinco partidos seguidos, y concretamente en la racha perdedora actual un total de 23 puntos (ni 8 por encuentro).
En lo que ha sido una tónica de toda la campaña la primera mitad fue mejor que la segunda, fundamentalmente cuando hablamos de la ofensiva. Frank Gore, Carlos Hyde e incluso Colin Kaepernick encontraron huecos entre la dura defensa de Seattle que permitieron mover el balón con relativa soltura en tres drives. La dinámica cambió tras el descanso. Los problemas de pass-pro del trío interior (LG-C-RG) se hicieron evidentes una vez más y a esto se sumaron las lesiones tanto de Gore (conmoción) como de Hyde (tobillo). Entre una cosa y otra todo se juntó para que el ataque en la segunda parte ni amenazara con anotar.
La defensa por su parte recuperó su mejor nivel. Marshawn Lynch nos hizo daño como es habitual pero también como solemos conseguir sacamos la peor versión de Russell Wilson. Con excepción de una jugada se controló al quarterback de Seattle en sus intentos de scramble, y cuando consigues eso el juego aéreo de los Seahawks es casi inexistente.
La jugada que resultó la puntilla definitiva en la temporada 2014 de San Francisco no la puso el mejor de los quarterbacks, runningbacks, receptores o defensas rivales. Ni siquiera fue un error propio de nuestro quarterback o de otro compañero. La protagonizó un árbitro que empezó a dirigir encuentros de la NFL cuando Joe Montana estaba todavía en San Francisco, Brett Favre no había iniciado su increíble racha de encuentros consecutivos como titular y aún se mantenían en activo leyendas como Anthony Muñoz, Lawrence Taylor, Ronnie Lott o Mike Singletary. Hablo de Ed Hochuli, capaz de señalarnos una falta personal por golpear el pecho (¡¡EL PECHO!!) de Wilson en lo que fue un placaje de manual y que él ni siquiera pudo ver al estar mal colocado. Si ya hay que ser muy "caradura" para pitar algo que no has visto todavía has de serlo más para decir en el post-partido que la falta estuvo bien señalizada. Por fortuna sus superiores le han desmentido de forma rotunda pero yo no "estaré tranquilo" hasta que este señor decida dejar paso a nuevos colegiados que no crean estar por encima del bien y del mal. A miles de kilómetros y con todo el cariño te lo digo: "¡¡A TU CASA, HOCHULI, A TU CASA!!".
GAME BALL -> Joe Staley: no os dejéis engañar por los cinco sacks recibidos, ninguno fue culpa de nuestro left tackle que además hizo mucho daño en el juego terrestre. Una lástima que por el centro de la línea seamos un coladero. Ya son 49 los sacks encajados por Kaepernick este año, 36 de ellos en los últimos ocho encuentros.
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