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Don Tom Brady |
Restaban ocho minutos y medio para el final del tercer cuarto de la Super Bowl LI. Los Falcons tienen 1ª y goal en la yarda 6 de New England. En una brillante jugada de estrategia, Kyle Shanahan logra emparejar a Tevin Coleman fuera del backfield con un linebacker que no puede más que ver impotente como el corredor anota sin ser tocado para otro touchdown de Atlanta, el cuarto de la noche. Los Falcons ganan 28-3 y se van a consagrar como el nuevo rey de la NFL. Una defensa joven y veloz está supeditando a su oponente a una inefectiva marcha de jugadas intrascendentes mientras que el ataque está pasando por encima de su rival tras un inicio dubitativo.
En ese tiempo muerto los Patriots están viendo pasar por delante suya sus cuatro victorias anteriores en la Super Bowl, su temporada regular perfecta de 2007, las dos finales perdidas ante el archienemigo New York Giants, el "Deflategate", la lesión de Rob Gronkowski y todos los males que podamos imaginarnos. Literalmente están contemplando lo que ha sido una dinastía que parece abocada a morir esta noche. Muerte clínica. New England es Harry Potter tras recibir la maldición asesina de Lord Voldemort. Tom Brady ya casi vislumbraba el camino hacia la luz, ese túnel en cuyo final todos nos imaginamos a Roger Goodell dándole el abrazo que certifique su defunción de la NFL.
Pero no, lo de anoche fue para los Patriots algo más que una remontada histórica, algo más que la consagración de un grupo que nunca dejó de creer en sí mismo, algo más que la enésima confirmación de que hoy por hoy nadie juega a esto del fútbol americano mejor que ellos. Lo de anoche fue para los Patriots una experiencia cercana a la muerte. Cuando se vuelve de ese tránsito se dice que uno se hace más fuerte, pierde el miedo a morir y vive con una mejor armonía. Eso es lo que sucedió con New England tras el tiempo muerto posterior al touchdown de Coleman.
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Julio Jones dejó esta recepción para el recuerdo, pero al final sólo sirvió para aumentar la agonía de Atlanta. |
A partir de ese momento los Patriots tuvieron cinco veces el balón en su posesión, anotaron cuatro touchdowns y un field goal, generando un total de 338 yardas. Dos de los touchdowns fueron coronados por una impecable conversión de dos puntos, cada una más diferente de la otra. Por supuesto, los Falcons pusieron de su parte para ayudar a que se produjera el milagro, sus últimos cuatro drives resultaron en punt (tras recibir un onside kick), fumble (dejando a New England a 25 yardas de la end zone), punt (pese a tener 1ª y 10 en la 22 de su rival) y punt. Cuando lideras un torneo de golf por seis golpes a falta de una jornada cualquiera te puede robar la cartera viniendo desde atrás. Cuando pierdes una ventaja de seis golpes con tres hoyos por jugar es obvio que en primer lugar has sido tú quien ha perdido el torneo. Eso es lo que pasó con Atlanta anoche, un mazazo del que le costará mucho levantarse psicológicamente.
El épico triunfo de los Patriots, el quinto de este siglo, tuvo muchos protagonistas, pero fundamentalmente destacaron:
- James White, al que califiqué como su factor X en mi previa, sobresalió con 14 recepciones (Super Bowl récord) para 110 yardas y un touchdown más 29 yardas y dos touchdowns de carrera. Por si fuera poco anotó una vital conversión de dos para terminar el choque con 20 puntos en su haber (otro récord en una final). Su fenomenal partido tuvo el cierre perfecto con el decisivo touchdown en la prórroga.
- El línea defensivo Trey Flowers fue una constante en el backfield de los Falcons. Lideró a su equipo con seis placajes y cuatro en solitario, golpeó a Ryan cinco veces y le cazó para 2.5 sacks. El último de ellos fue una de las acciones más decisivas del choque, al sacar a Atlanta de field goal range en los minutos finales.
- Don Tom Brady completó 16/21 pases para 196 yardas en el último cuarto y 5/5 para 50 yardas en el tiempo extra. Total: 21/26, 246 yardas, 1TD-0INT. En ese espacio de tiempo los Falcons del MVP Ryan anotaron cero puntos. El mejor quarterback de su generación nos dejó otra actuación para el recuerdo. Completó todos los lanzamientos que necesitó su equipo a la hora de la verdad y además tuvo la pizca de suerte de los campeones con un envío que pudo ser perfectamente interceptado pero que casi por arte de magia acabó en las manos de Julian Edelman.
Por encima de todos estos hombres "El emperador", aka Bill Belichick. Cuando sus hombres estaban en muerte clínica mantuvo la compostura y jugó todas las cartas posibles para que su equipo tuviera una opción al final. Eso implicó jugarse un 4º y 3 en su propio terreno de juego a 21 minutos del final pero NO un 4º y Goal en el último cuarto con 28-9 abajo cuando parecía que la única opción de New England pasaba por anotar tres touchdowns. Sus hombres volvieron a estar mejor preparados y sobre todo dirigidos a la hora de la verdad. Las dos conversiones de dos son testimonio de ello así como la jugada final del tiempo regular, que resultó intrascendente pero que demostró que hasta para esa situación Belichick había previsto una solución para sus muchachos. El emperador es una leyenda viva de este deporte.
No quiero rematar esta crónica sin alabar el desempeño de una defensa de Atlanta que durante más de tres cuartos puso en jaque a uno de los mejores ataques de la competición. Inmenso Grady Jarrett en la línea defensiva junto a Vic Beasley y el sempiterno Dwight Freeney. Magnífico el plan de juego de Dan Quinn, que le hizo la vida imposible a Brady y a sus receptores con una defensa asfixiante mucho más al hombre de lo esperado y con Keanu Neal en un rol más libre de "robber" que le hizo coartar muchos pases de Brady al segundo nivel. El problema de esa táctica es que no contaba con que su ofensiva no fuese a estar más que 23 minutos sobre el campo en toda la Super Bowl. En los drives finales los chicos de Quinn estaban destrozados de perseguir toda la noche a sus oponentes y fueron víctimas propiciatorias de la maestría de Don Tom Brady. 101 snaps es algo fuera de toda lógica, por muchas piernas frescas que cuentan en sus filas.
Hace dos años los Patriots lograron el triunfo de la fe, recuperando diez puntos en el último cuarto ante la mejor defensa de la liga entonces. Ahora han conseguido el no va más, regresar de la muerte (25 puntos abajo mediado el tercer cuarto) para lograr la victoria en la primera prórroga en la historia de la Super Bowl. ¿Qué podemos entonces esperar ya de este equipo? Solo ellos podrán contestar a esa pregunta. Su destino y el de la NFL continúan pasando por Foxboro.
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James White anota el touchdown de la victoria en la prórroga. |