Se acabó la temporada 2016 para los San Francisco 49ers. Lo hizo con un partido que fue un microcosmos de la campaña: inicio destacable en el que se cobró una buena ventaja, turnover del ataque en un momento crítico, implosión inmediata de la defensa y parada cardíaca de la ofensiva que dejó de producir hasta que fue demasiado tarde. Lo vimos contra Dallas, contra Tampa Bay y contra los New York Jets anteriormente como ejemplos más destacados. No hay que comentar mucho más. Con un récord de 2-14 igualamos el peor registro en la historia de la franquicia, producido anteriormente en los años 1978, 1979 (curiosamente la primera temporada de Bill Walsh) y 2004.
Antes del partido se certificó el despido del general manager Trent Baalke. La descomposición de la plantilla más completa de la NFL en apenas tres años impedía plantearse siquiera su continuidad. Desde 2012 no se eligió un solo quarterback antes de la sexta ronda y desde 2013 un solo receptor antes de la cuarta ronda. Los 49ers navegaron durante la liga con tres quarterbacks veteranos del draft de 2011 cuyo techo está más que sabido y un cuerpo de wide receivers formado mayoritariamente por jugadores que ni siquiera hicieron el training camp con el equipo. Sumemos a esto el hecho de que el mayor punto débil del equipo, la falta de pass-rush, fue completamente ignorado tanto en la agencia libre como en el draft, el despropósito en la planificación y construcción del equipo ha sido mayúsculo.
La siguiente cabeza que rodó fue la del head coach, Chip Kelly, a los pocos minutos de la conclusión del choque ante Seattle. Aunque a lo largo del año se han visto cosas prometedoras en ataque para la poca materia prima que había y el grupo se mantuvo unido en condiciones adversas, se hacía muy difícil apostar por su continuidad teniendo en cuenta tres factores:
1 - El nuevo general manager es probable que no quiera relacionarse con alguien tan particular como Chip.
2 - Con Kelly al mando encontrar un coordinador defensivo de garantías que sustituyese a Jim O´Neill se habría antojado complicado. De hecho, creo que el mantenerlo en el cargo hasta final de año jugó en contra de Kelly.
3 - Se ha demostrado que por mucho sistema al final Kelly necesita grandes jugadores en las posiciones de QB y WR como el resto de los mortales (en realidad más, a tenor de que sus defensas siempre van a flojear) y a corto plazo parece difícil que eso se vaya a remediar.
Así que finalmente San Francisco despide a su entrenador jefe por tercer año consecutivo y segundo tras ficharlo apenas doce meses antes. Jed York tiene que dar de una vez por todas con la tecla adecuada si de verdad quiere hacer retornar a la franquicia al lugar que ha ocupado históricamente.