Marcus Lattimore |
11 carreras, 14 yardas. Ésa fue la producción de Frank Gore en la derrota de los 49ers en final de conferencia. El mejor runningback en la historia de la franquicia californiana cumplirá 31 años en mayo y entra en su última temporada de contrato con los niners. Pese a registrar su séptima campaña por encima de las mil yardas se está especulando con que pueda ser cortado si no acuerda una reducción de su salario. Ni creo -ni espero- que esto pueda suceder, Gore lo ha dado todo por este equipo desde que llegara en 2005 y no merece salir por la puerta de atrás. Dicho esto, parece claro que 2014 puede ser el momento en que tenga que ir cediendo el protagonismo en el backfield.
Tan solo una vez en sus últimos trece partidos Gore superó las cien yardas de carrera, y para hacerlo necesitó de una gran carrera en los minutos finales de la victoria sobre Seattle en temporada regular. Hasta siete veces este año su media por carrera no llegó siquiera a las tres yardas por intento, ninguna más dolorosa que en la citada final de la NFC en Seattle. Sin más recursos que los que pudiera producir Colin Kaepernick (vía terrestre o aérea) San Francisco no pudo cerrar el encuentro en su favor en el último período.
Su relevo natural no debe ser ni Kendall Hunter ni LaMichael James, sino un chico que todavía no sabe lo que es tocar un balón en la NFL. Hablamos de Marcus Lattimore, elegido en la 4ª ronda del pasado draft y que no debutó en 2013 al estar recuperándose de una gravísima lesión de rodilla sufrida en su última temporada universitaria. Antes de que llamaran su nombre muchos consideraban a los 49ers el principal favorito para hacerse con sus servicios. Muy pocos equipos podían permitirse el lujo de seleccionar un jugador que con seguridad no iba a estar disponible en su primer año. Además San Francisco tenía más elecciones que nadie y podía correr ese riesgo al tener un backfield firmemente establecido. Antes de su lesión era un previsible pick Top 15. Después de la misma cayó hasta el tercer día del draft.
Lattimore se rompió los tres ligamentos de su rodilla derecha en 2012 |
Físicamente Lattimore (1.80m, 100Kg) es una mayor presencia que Gore (1.75m, 98Kg). Fuera del backfield también es una mayor amenaza como receptor tal y como demostró en South Carolina. Donde tendrá mucho que aprender de Gore es en la protección al quarterback y en la tarea de absorber los blitzes. Si lo consigue todo lo demás vendrá solo. Si no difícilmente pisará el campo. En noviembre se reincorporó a los entrenamientos y aunque Harbaugh no consideró necesaria su participación manifestó que el chico ha tenido un gran año. Se ha recuperado de su lesión y ha empezado a hacerse con el sistema.
En la franquicia de la bahía tienen experiencia a la hora de esperar a prometedores corredores que sufrieron importantes lesiones. Ricky Watters no disputó un solo snap como novato en 1991 y luego fue pieza clave durante las siguientes tres temporadas. Garrison Hearst regresó de forma milagrosa en 2001 de una monstruosa lesión de tobillo producida casi tres años antes. Luego le tocó el turno a Gore que no llegó a estar completamente sano hasta su segunda campaña en la liga.
Todos los aficionados mineros esperan que Lattimore sea el siguiente en esa lista de grandes runningbacks. Mientras esperan ansiosos sus primeras jugadas se pueden animar observando sus "highlights" universitarios:
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